No hay viaje por el Alt Maestrat que se precie sin una parada en Benassal. Siendo sus aguas conocidas por sus altas propiedades curativas, esta localidad fue territorio islámico hasta la Reconquista, cuando pasó a manos de los cristianos.

Se sabe que Benassal fue asentamiento de poblados paleolíticos gracias a las pinturas rupestres encontradas en el Racó de Nando. Este hermoso rincón que nos transporta a la prehistoria, se halla en un abrigo rocoso que forma un semicírculo en un meandro del Barranco de Monlleó. En él, encontramos una veintena de dibujos de nuestros antepasados, en tonos rojizos y negros, entre los que no podía faltar al arquetípico arquero que representa a los hombres prehistóricos que habitaron en la provincia.

Siguiendo nuestro recorrido por el término de Benassal, antes de adentrarnos en el casco urbano y antiguo del municipio, debemos visitar la antigua Escuela del Canto. Este emplazamiento, actualmente restaurado, fue el centro de escolarización de los niños que vivían en las masías más alejadas del núcleo poblacional.

El siguiente paso es visitar las ermitas de Sant Roc i Sant Cristòfol. La primera, cuya construcción comenzó en el año 1557, ha sido cambiada y restaurada con el paso de los años debido a las destrucciones sufridas en la Guerra de Sucesión y la Guerra Civil. La segunda, la ermita de Sant Cristòfol patrón de la localidad, se encuentra en un enclave único, en la cumbre de Moncàtil a 1.117 metros de altura.

Bajando de las alturas, nuestra siguiente parada será el Bosque del Rivet. Con 16 hectáreas de bosque de roble valenciano fue declarado en 2005 paraje natural municipal. Su visita es una experiencia única, difícil de repetir en otro punto, ya que en la actualidad existen contados enclaves donde se mantengan las plantaciones de la flora autóctona de roble valenciano.

Llega el momento de que hagamos parada en el casco urbano de Benassal y un alto en el camino para adquirir o probar platos o dulces elaborados con avellanas o queso de la tierra, así como degustar manjares típicos como el Tombet, la Olla, las Pelotas de Carnavales o el Ajo Arriero. A continuación, es el turno de visitar el Castillo de la Mola. Este emplazamiento tuvo gran importancia tras la reconquista y, en él, podemos apreciar tanto vestigios del arte islámico como del cristiano. Siendo utilizado en sus comienzos como casa capitular, consta de iglesia y cementerio. Junto al edificio encontramos un parte de la antigua muralla y un portal de acceso, el Arco de la Mola, de origen árabe.

Al visitar el Castillo de La Mola contemplamos una pieza de nuestra historia que nunca ha estado en desuso. Ha sido escuela, ayuntamiento y vivienda de varias generaciones. Hoy en día, la antigua sala capitular, en la planta alta, acoge al Museo Arqueológico de l´Alt Maestrat en el que nos encontramos con restos que van desde el 8.000 a.C. hasta el siglo XIII.

Los restos de la primitiva Benassal también nos deleitan con otras majestuosas edificaciones como puede ser el Forn de Dalt, un horno de estilo gótico del siglo XIV; la Iglesia de la Asunción que aun siendo parcialmente derribada por un bombardeo en la Guerra Civil todavía conserva parte de su esplendor del pasado con un pórtico barroco de 1677; la Torre Redona y el lienzo de la Muralla, declarados Bien de Interés Cultural; o la Casa Abadía.