Onda despidió anoche la Fira 2018 y la localidad ya ha vuelto a la normalidad. Tras nueve días de fiesta, los ondenses han guardado los atuendos característicos de las peñas, las 'lucecillas' de las calles se mantienen apagadas hasta la próxima Navidad y los cadafales ya no visten las casas del centro de la población.
Pero antes de todo ello ayer se vivió una jornada emotiva porque el último domingo de Fira transcurrió con el cariño y el orgullo de los ondenses hacia sus fiestas.
La misa solemne en honor a los patrones congregó a la reina, su corte de honor, autoridades y devotos en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción. Fue el acto que abrió la mañana y desde allí la comitiva se trasladó a la plaza del Pla donde la concentración de vehículos antiguos organizada por el Antic Vespa Club d'Onda.
La mascletà se celebró en el Raval de Sant Josep y se escuchó en gran parte de la localidad de la Plana Baixa y durante la misma se pudo ver la emoción en los rostros de las reinas y damas.
La tarde estuvo reservada al folklore, y es que tras la hora de la comida, la gente pudo contemplar la Trobada de Gegants i Cabuts en la calle Cervantes. La música corrió a cargo de las bandas de dolçainers i tabalers que acudieron al evento. En el teatro Mónaco despidió las fiestas con la XXIX Mostra de Folklore Tradicional.
Desfile de carrozas
El acto más esperado del domingo llegó pasadas las siete de la tarde, fue el desfile de carrozas y en el mismo participaron las reinas y damas, las agrupaciones de gigantes y cabezudos, y varias asociaciones locales. El público volvió a llenar las calles para contemplar la belleza de estas construcciones móviles y despedir la Fira.
Sin embargo a las fiestas les faltaba aún algo que decir, por ello la traca y el castillo de fuegos artificiales llenó de sonido, luz y color a Onda por última vez, y los ondenses pudieron decir adiós a una Fira cargada de actos y festividad. Una Fira que también ha estado marcada por los heridos que se registraron durante los dos últimos encierros taurinos.
