Todo comenzó hace siete años cuando una cuadrilla de amigos de Cirat decidió disfrazarse y salir a cenar. Pasado menos de un lustro de este hecho, esos amigos crearon un pasaje del terror y ahora desde la touristinfo local ya lo califican de «un evento de interés turístico».

Y es que alrededor de 900 personas acuden todos años a la cita y ayer se cumplieron las expectativas con creces. No es para menos si atendemos a que los habitantes del pequeño pueblo se vuelcan en la organización y el recorrido del miedo transcurre por las estrechas calles del centro histórico y por dentro de algunos domicilios particulares de la población.

Cada edición cuenta con una temática para poner el miedo en el cuerpo, este año la organización echó mano de una leyenda local: 'El salto de la novia', que gira alrededor de una maltrecha y despechada recién casada.

Todo transcurrió durante la jornada del sábado y las otras novedades fueron el aumento de actividades para los más pequeños, como es el caso de los hinchables terroríficos, el pintacaras o la confección de guirnaldas.

Para acabar de pasarlo de muerte se celebró una discomóvil que se alargó hasta la madrugada en el multiusos de la localidad.