Un futbolista rinde a su mejor nivel cuando está centrado en lo que depende de él, tiene un gran interés por conseguir retos apasionantes, maneja adecuadamente situaciones estresantes y hace lo que mejor sabe/puede hacer en cada momento en beneficio del equipo. El CD Castellón tiene una gran masa social. Una media de once mil espectadores en Castalia, incluso en Tercera. Televisiones, prensa escrita, radio, redes sociales? múltiples comentarios constantes de un club histórico en una provincia que respira fútbol de manera apasionada. Es un club con una estructura de categoría profesional que ha pasado demasiadas temporadas en categoría semiprofesional. Es especial, diferente, quizás único.

El jugador que ficha por el CD Castellón, porque ha despuntado en un equipo de Tercera o Segunda B (o incluso otro de superior categoría con otros condicionantes) llega a un equipo con una tremenda presión mediática, con un gran peso a sus espaldas que seguramente solo lo conoce cuando sufre y disfruta la camiseta de los orelluts. Aparecen las «urgencias por subir de categoría», por «responder a esa ran afición», por «tener que ganar sí o sí», por corresponder constantemente a los medios de comunicación, por tener que entrenar como un equipo profesional? Algo a lo que ¿están acostumbrados?

Pero, sobre todo, los mensajes desestabilizadores del rendimiento que alejan del «aquí y ahora» y del funcionamiento óptimo del futbolista: el «querer subir de categoría en la primera jornada», «solo por tener historia tener que ganar a un equipo aparentemente inferior», «por perder un partido o no obtener el resultado deseado parecer que se acaba el mundo». Presión, más presión. Mensajes «limitantes» que perjudican seriamente el rendimiento. Mucha «presión» envuelve al equipo albinegro por muchas cosas.

Y cuando hay un exceso de presión (variable psicológica «control del estrés», entre otras), es necesario realizar acciones para manejarla. Por ejemplo, es necesario contar con jugadores que conozcan el entorno, lo acepten y sepan manejarse bien; entrenadores que también sepan dónde están y cómo hacer que sus jugadores rindan a su mejor nivel; dirigentes que hagan bien su trabajo generando estabilidad y tomando las mejores decisiones; un departamento de comunicación que maneje adecuadamente los mensajes? Es decir, un trabajo psicológico o mental (ambos conceptos se refieren a lo mismo) global, adecuado y con suficiente criterio, que muchas veces (como ocurre cada vez más en cuerpo técnico de equipos, o bien asesorando en la sombra a entrenadores, jugadores, dirigentes?) cuenta con la ayuda de psicólogos expertos en psicología del deporte.

El Castellón subió a Segunda B hace unos pocos meses con una directiva que aportó tranquilidad, ilusión y realismo. Con un cuerpo técnico de la casa que conocía lo que es el Castellón. Con la aportación de importantes jugadores como Dealbert (para mí fundamental), Jordi Marenyà (que ha pasado por todo en este club) y un apoyo de gente de Castellón como Pablo Hernández que parecían saber lo que el equipo necesitaba en una situación histórica muy delicada. Y viene Garrido. Para mí con el aval de haber rescatado con éxito a equipos como el Albacete. Una persona que ha demostrado un gran criterio para resucitar equipos históricos con problemas financieros y deportivos. Parecía que podía manejar adecuadamente los condicionantes tan particulares que rodean al Castellón. En el caso del club albinegro, es necesario quitar presión, centrar al jugador en el aquí y ahora para que haga lo mejor que sabe (jugar a fútbol) cuando entrena y compite. Necesario que el jugador «solo» juegue al fútbol haciéndolo lo mejor que sabe.

Primeras decisiones de la nueva junta directiva: deshacerse de jugadores importantes que saben lo que es el CD Castellón, con el capitán Marenyà a la cabeza (sin el merecido reconocimiento), fichando a jugadores con prestigio en la categoría pero que no conocen la idiosincrasia del Castellón. Segunda decisión: destituir al entrenador (de la casa) a pocas jornadas de empezar la nueva temporada solo porque no consiguió ¿ganar?: ¿Acaso el Castellón tiene una imperiosa necesidad de subir en la primera jornada?, ¿no es necesario un periodo de adaptación a una nueva y difícil categoría?... Si no se justifica/define adecuadamente (sobre todo a los jugadores) que es por un trabajo inadecuado (¿cómo, si se renovó pocas semanas antes con el aval de haber subido al equipo?) el mensaje para los futbolistas puede ser demoledor.

Y presión (estrés), presión (motivación de muy mala calidad), presión (baja o falsa autoconfianza)? Y más. Lo de siempre. Seguimos con los mismos errores históricos: ¿cuántos jugadores han llegado a Castalia y han rendido mucho peor que en sus equipos de origen?, ¿cuántas veces se ha querido ganar la liga en la primera jornada olvidándose de que esto no es como empieza sino como acaba? Pues eso, lo mismo que en los últimos veinte(y pico) laaaaargos años. Los mismos errores del Glorioso.

Bueno, no siempre fue así. Cuando F ernando Gómez Colomer (un exjugador del Castellón que conocía la idiosincrasia del club) ocupó el cargo de director deportivo manejó muchos aspectos psicológicos (con la ayuda además de un psicólogo del deporte): ¿recuerdan qué hizo y los resultados de sus dos temporadas como director deportivo? Afortunadamente la historia se puede cambiar. Aunque cometiendo los mismos errores de siempre, más que difícil. Ahora toca confiar en Garrido (cuya experiencia en otros clubes le avala) y su equipo. Vorem. Y también, afortunadamente, pase lo que pase, el fútbol en la provincia goza de muy buena salud y grandes posibilidades para seguir disfrutando apasionadamente (independientemente de los resultados) de este gran deporte.