Ximo Geira Juan tomó posesión del Vinaròs CF a finales de julio de 2015 cuando el caos se había instalado en este histórico club del Baix Maestrat, fundado en 1946. El exceso de otros dejó el club al borde de la desaparición, con una deuda histórica y un futuro muy negro. Este empresario vinarocense se armó de valor, tomó el control de la situación e hizo malabares para evitar la desaparición. Tres años después, con el club casi saneado, se vuelve a respirar fútbol en Vinaròs y se habla de fútbol, que también importa.

Hace tres años no debía pegar ojo por la delicada situación del Vinaròs CF, ¿no?

Pues sí, así es. Llegué a pasar muchas noches sin dormir por la grave situación, por cómo había quedado el club. Una deuda enorme y al borde mismo de la desaparición. Me quitaba el sueño. Hoy en día (entre risas) también me quita el sueño alguna vez.

Pero en estos tres años su esfuerzo ha hecho mella y se ha dado un giro.

Creo que el giro es de 180 grados. La situación ahora está muy bien. Hay muy buen ambiente. Es de dominio público lo que pasó hace tres años, pero es que no lo quiero ni recordar. Hoy en día aún estamos pagando una parte pequeña de las deudas que aún arrastramos, pero con los jugadores de aquella temporada ya está saldada, liquidada. Ahora, poco a poco, y con los pies en el suelo, intentamos devolverle al Vinaròs CF la seriedad y el prestigio que siempre tuvo.

Y volver a ser los de antes.

Sí, claro. Y lo conseguiremos poco a poco, porque cogí al Vinaròs muy envenenado, muy mal, al borde de la desaparición. Cuesta recuperarse. Aún no estamos en el sitio donde yo quisiera, pero vamos por el buen camino.

O sea, ¿objetivo para esta temporada el ascenso?

Soy un presidente humilde, pero ambicioso, y solo miro hacia adelante y hacia arriba. El objetivo sería subir a Preferente, pero soy consciente de que esta temporada hay buenos equipos en nuestro grupo. Tengo claro que si no lo conseguimos esta campaña lo intentaremos en la próxima.

Mirando la plantilla, el nivel es alto. Muchos han querido volver.

Cuando yo inicie este proyecto, y vista la situación económica y el caos en el club, se marcharon todos a jugar en otros equipos. Decisión entendible. Ahora, poco a poco, van regresando. El club se está saneando, ha llegado la seriedad y la estabilidad, y eso nos da mucha fuerza. Al 90% es gente del pueblo. En Vinaròs hay suficientes futbolistas como para tener un equipo muy competitivo, para llegar a Preferente y afianzarse en esa categoría. Faltan por venir algunos jugadores, que esperemos que pronto se unan al proyecto.

¿El técnico Santi Forner es una de las piezas clave?

Su incorporación al proyecto ha sido determinante. A Santi lo conocen todos los futbolistas, por toda la comarca y casi toda la provincia. Gracias a él hemos recuperado a muchos futbolistas. Les convenció para venir. Aposté por su fichaje y la apuesta me salió muy bien.

Para finalizar, ¿responde la afición y el entorno?

La afición responde más, pero debería responder un poco más. Vine mucha más gente a vernos jugar en casa. Es un punto a favor. Cada vez somos más, pero me gustaría que hubieran más socios, que las empresas colaboraran un poco más y que el Ayuntamiento diese un poco más de subvención. Ahora da muy poco, pero quizá sea porque en Vinaròs hay muchos clubes.