Rambo es un cachorro de seis meses de edad, su hocico oscuro precede a un morro afinado y una sonrisa de dibujo animado parecida a la de Rantamplan; sus ojos se expresan tiernos de agradecimiento con quienes le hacen un guiño; sus orejas aterciopeladas tienen un color diferente y se mueven al compás del rithm and blues que marca su simpática cabeza; Rambo es del color de la nieve, su pelaje es apto para salir en algún anuncio y su cola aumenta el aleteo con la frecuencia de las caricias.

Rambo es la última vida que han salvado Anna Varella y Mari Gil, o por lo menos lo están intentando, porque cuando lo encontraron tenía luxaciones y roturas en tres patas, anemia, parásitos y motivos para odiar a las personas (aunque no es así).

Este cachorro es la última incorporación a la familia de Segunda Oportunidad Onda, que fundada por Anna y Mari, se dedica a rescatar a amigos de cuatro patas que vagan por la calle y sufren los peligros de la misma. Según los datos del estudio «Él nunca lo haría» de la Fundación Affinity, más de 138.000 perros fueron recogidos por protectoras en España en 2017, el tema de los gatos es incontable. Rambo aún no ha llegado a las instalaciones de esta protectora ondense y, si encuentra adopción antes, no lo hará. Ahora mismo está ingresado en un centro veterinario y los gastos corren a cuenta de Anna, Mari y la gente que colabora con ellas.

Mari Gil afirma que «ahora el grupo somos cinco los que estamos trabajando todos los días, Alberto trabaja en el cuidado de los animales y además Laura y Pablo son adiestradores caninos, los perros que tienen los problemas más difíciles de conducta se los llevan ellos a casa, ayudan mucho en la rehabilitación de los perros y cuando hay una adopción trabajan para que se adapte a la nueva casa».

Estas dos jóvenes llevan cuidando desinteresadamente de los animales abandonados en Onda y provincia desde hace 10 años, su forma de actuar es muy simple: rescatan a un ser vivo del borde del precipicio, lo curan, le dan refugio en alguno de los terrenos que les han dejado, lo miman, lo educan, difunden en redes sociales y, si hay suerte, alguien se enamora y tiene su nueva mascota. Sin embargo hay muchos casos que no son susceptibles de ser adoptados y hoy en las instalaciones de la protectora hay 25 perros y alrededor de 60 gatos, Mari declaró que «ahora mismo estamos saturados a nivel de recursos, tiempo y espacio. Muchos de los casos que tenemos no podemos darlos en adopción porque los hemos rescatado salvajes o son de razas potencialmente peligrosas… Nosotros hay animales que los tenemos años, hasta que mueren de viejos, sin sacrificarlos». No en vano Cricket, el primer perro que rescataron, aún está en las instalaciones de la protectora y tras una década todo pinta a que continuará allí. En el caso de los gatos la gente es reacia a adoptar adultos y Anna Varella añadió que esto «es un error porque sabemos el carácter que tienen los gatos en la protectora y le damos al adoptante alguno que se adecue».

Salvar vidas es caro

El término voluntariado coge un cariz contundente con ellas, pues ejercen de salvavidas los 365 días al año y se las apañan para que cada atardecer los ‘perretes y gatetes’ refugiados tengan comida y cuidados. Están dando un servicio público no remunerado y sacando las castañas del fuego a las instituciones.

Mari explicó una de las fuentes de financiación: «hace 8 años creamos la plataforma ‘teaming’ que consiste en donaciones particulares de 1 euro al mes y funciona muy bien porque nos ayuda a tener previsión de algunos gastos fijos, para hacerse miembro únicamente hay que visitar nuestra página de Facebook o en la plataforma teaming encontrar 2ª Oportunidad Onda». «En gastos veterinarios estamos alrededor de 1.000 euros más las urgencias, porque cuando recogemos algún caso de la calle siempre necesitan atención médica, y menos mal que las clínicas nos ayudan mucho haciéndonos un precio especial y con facilidades de pago». A ello Anna resaltó que «se puede colaborar con más cosas que dinero, porque mucha gente nos ayuda con comida y ahora viene una época muy fría y necesitamos mantas y otros materiales para protegerlos».

De su pasión sale beneficiada la sociedad de diferentes maneras: primero porque los animales forman parte de ella y ellas reportan un beneficio social; después porque a los humanos nos retrata nuestra forma de cuidar al resto de seres vivos y ellas dos equilibran el karma; porque gracias a su empeño evitan accidentes de tráfico por atropello de animales; y en última instancia porque con la labor de concienciación que hacen en internet cada vez son más los sensibilizados ante el problema.