Pero claro, eso es la teoría que como tal está muy bien, pero después está la realidad del momento. El problema es que la historia pasa por saber mantener esa tranquilidad y ese raciocinio, cuando ves que la playa está cada vez más lejos y con las pulsaciones más aceleradas que un Ferrari. En ese momento lo que te pide el cuerpo es salir de ahí ya, sea como sea, y pasando por encima de quién sea.

En esa está el Villarreal, metido en una corriente que lo va alejando de la playa y del objetivo, sin que se vea amago de que amaine. En un principio la decisión del club ha sido la de no entrar en pánico y esperar a ver la evolución de esa corriente, a lo que suma la confianza en las fuerzas y la pericia del nadador. Se asiste a las maniobras del mismo, viendo que ha buscado un cambio de táctica y de efectivos, (véase jugadores y sistemas de juego), lo que supondría aquello de nadar hacia el lado a la espera de tiempos mejores.

Pero a pesar de la angustia, normal por otra parte, la decisión más fuerte es la de mantener a Calleja en el banquillo. Decisión que vista desde fuera y desde la orilla por familiares, amigos y conocidos, ha generado el habitual histerismo y desesperación del que ve un desastre seguro. La mayoría pide ya un rescate (cambio de técnico) que acabe de golpe con estas dudas y este sin vivir, lo que es verdad que tiene su lógica. Pero por ahora se mantiene el tipo y se quiere salir de ahí sin cambios drásticos, se quiere seguir con lo que se tiene y con lo que se cree.

En el fútbol como en el mar todo cambia en segundos, de la calma a la tempestad o, de la tempestad a la calma, se pasa en nada. El problema es que ya no sabes si dependes de tu fuerza, de un cambio de fortuna o de una conjunción astral y milagrosa. Y la verdad es que de fuerzas se sigue a la espera de que lleguen del todo (muchos jugadores fuera de la mejor forma), y, de la fortuna, no es que vayan muy sobrados. Veremos si tras Vallecas siguen dentro del remolino, ya que de perder se podría estar en descenso, lo que ya más que nadar contracorriente sería casi un tsunami. Ya que nadar en descenso sería como hacerlo además de a contracorriente, lo sería además rodeados de tiburones.