Todavía está por saber si Javi Calleja ha gastado ya sus siete vidas. Una vez más, el Villarreal CF caminó sobre el alambre y terminó malherido, pero salió vivo de Vallecas. Otro empate de los de épica, a los que el equipo amarillo se ha abonado, salvó un punto y, aunque el equipo se mantiene sin caer en descenso, le dejó sumergido en dudas, con un parón competitivo en el que podrían tomarse medidas drásticas.

Los amarillos acumulan seis partidos seguidos sin ganar en Liga y sufren lo indecible, tanto en la retaguardia como en la zona ofensiva. Con un Gerard Moreno en depresión y una defensa más blanda que la mantequilla, solo el desterrado Sansone se ganó un signo de aprobación con su tanto salvador y es que como cantaban los Led Zeppelin, la historia sigue siendo la misma. El submarino se empeña en complicarse la vida una y otra vez, y en Vallecas no iba a ser una excepción. Que se lo digan a Raúl de Tomás que, al filo del descanso, se encontró con una pelota en el área pequeña, tras el centro de Embarba, para empujarla a las mallas y que el conjunto amarillo entrara en combustión.

Y eso que la primera mitad podía llamar a la esperanza. Con muy poco, el Villarreal dominaba en el marcador. Calleja se llevaba la razón. Tras el duelo ante el Levante, había elogiado a los más jóvenes, Chukweze y Miguel Llambrich, por su implicación. Les recompensó con una nueva titularidad y el africano, aunque intermitente, siempre descarado y peligroso, había sacado el partido del coma con un eslalom espectacular por la derecha. Era el minuto 32 y, una vez dentro del área, su disparo no supo detenerlo Dimitrevski.

En un duelo entre dos hambrientos, el Villarreal era el que mejor había sabido disimular sus problemas. El Rayo, siempre combinativo y peleón, no dejaba de hacer daño por la banda de Jaume Costa. Una y otra vez, Embarba y Advíncula pusieron en problemas al valenciano. Sus centros a Imbula y Raúl de Tomás habían obligado a Asenjo a actuar. Tambén Pozo, por la misma banda, había repetido la operación para que Raúl de Tomás volviera a intentarlo. Asenjo siempre era el límite final de los rayistas.

Pero, mal que bien, el Villarreal sobrevivía. Además, el plan de aguantar y esperar la ocasión había salido a la perfección con el tanto de Chukweze. Pero la historia está condenada a repetirse y, como ante el Alavés, los amarillos eran incapaces de defender su mínima ventaja.

La segunda mitad fue un trayecto hacia el matadero. La tragedia se atisbaba con el paso de los minutos, sobre todo porque el Rayo había olido el miedo de su contrincante y no estaba dispuesto a desaprovecharlo.

Desde el regreso de los vestuarios, los vallecanos cercaron la portería de Asenjo. La primera, fue otro centro de Embarba que remató Raúl de Tomás. Pozo enroscó, desde la frontal, un disparo que se marchó cerca del palo en el minuto 56 y, doce más tarde, el desastre se hizo carne.

Con el Villarreal cada vez más replegado sobre su portería, De Tomás ensayó un duro disparo que repelió Sergio Asenjo. Álvaro García se impuso a una estática defensa amarilla para aprovechar el rechace y anotar ante un Asenjo vendido. La historia se empeñaba en reírse del Villarreal.

Como es costumbre esta campaña, desde ahí hasta el final el submarino puso en escena una celebración de la impotencia. Calleja buscó despertar al equipo con un cambio de sistema, al pasar del 4-4-2 a un 4-2-3-1, con la salida de Pedraza y Sansone. El cordobés fue el que estuvo más cerca de empatar, en el minuto 71, cuando casi repite la del Levante. Pero esta vez su disparo se marchó al lateral de la red de la puerta de Dimitrevski.

Abundo en su impotencia el Villarreal cuando un cabezazo de Funes Mori, a la salida de un balón parado, se convirtió en gol. Pero el árbitro primero, y después el VAR le descontaron el tanto a los de la Plana a menos de un cuarto de hora para el final.

Pero, en la casa de los desgraciados, la felicidad dura bien poco. El Rayo lo comprobó a diez minutos del final. Los de Michel, reculados por el resultado y la rabia amarilla vieron como el descartado Sansone salvaba una vez más a Calleja. El italo-alemán, con un durísimo lanzamiento desde la frontal del área, igualaba la contienda y alimentaba la esperanza de la remontada. Pero solo hubo tiempo para que Álvaro se marchara expulsado por doble amarilla y el Villarreal quede sumido un poco más en la tristeza.