Cuando empieza el otoño, y con él las primeras lluvias, las familias aprovechan el poco tiempo libre que tienen para salir al campo y disfrutar del aire libre. Durante este paseo, muchos aprovechan para recoger algunas de las setas que se encuentran en los senderos y, así, cocinarlas después. Pero, realmente, ¿sabemos qué especies son comestibles?

En lo que llevamos de año, según los datos facilitados por la Conselleria de Sanidad, son ya 15 los casos de intoxicación detectados en la provincia de Castelló (nueve en Benicarló y otros seis en la capital de la Plana). En 2017, no se registró ninguno. Brotes ante los que la Sociedad Micológica Valenciana ha lanzado un aviso a la población y advierte de la importancia de consultar a los expertos antes de su consumo.

El presidente de la sociedad, Roberto Bermell, ha destacado que desde esta institución se llevan a cabo campañas divulgativas en colaboración con algunos municipios y a través de convenios durante todo el año, lo que supone «un esfuerzo muy grande». En estos momentos, la Comunitat Valenciana permite recoger a cada persona seis kilos de setas, un hecho que el presidente considera «exagerado». No obstante, señala que ante los primeros síntomas digestivos, la mejor solución es acudir al médico.

El presidente destaca que los ciudadanos deben contactar con este tipo de asociaciones para que les guíen, les ayuden y les expliquen sobre este campo. Por ello, destaca una serie de recomendaciones básicas que todos los recolectores deberían cumplir antes de entrar en el campo, durante su estancia en el lugar y a la hora de su consumo.

Los usuarios deben usar un calzado y un vestuario adecuados, además de llevar un localizador. Es recomendable que se conozca el terreno en que se encuentran y que se cuide el medio ambiente: recoger solo ejemplares que se conocen y no destrozar las demás, cortar y no arrancar y depositarlas siempre en cestas aireadas.

Entre las actividades que desarrollan, se encuentran talleres de identificación, conferencias o seminarios, entre otros. Además, llevan a cabo excursiones con los interesados, en las que se les muestran las distintas especies de setas que existen.

Además, todos los lunes, los recolectores de hongos se pueden dirigir a la asociación para identificar las setas recogidas y, así, prevenir problemas de salud tras su consumo y advertir de los efectos secundarios que pueden producir. Desde la sociedad, señalan que es importante que la persona que desconozca el ejemplar «recolecte al menos tres especies y las corte de raíz con el fin de poder estudiarlos».

«Actualmente acude mucha gente a la sociedad y cada vez son más mujeres las que quieren profundizar en micología o estudiantes universitarios interesados», destaca Bermell. En estas charlas, «el plus es la cercanía con el campo de las tres provincias que tienen nuestros expertos».

Cuando algo sale mal

Bermell destaca que es difícil conocer la cantidad de casos de intoxicaciones que se han producido a lo largo de este año, ya que algunos de los síntomas, como vómitos o dolores de estómagos, muchas veces son asociados a patologías distintas a la intoxicación por ingesta de hongos, como puede ser un virus. Por lo tanto, recalca que «no hay estadísticas fiables». De esta manera, la sociedad recomienda que cuando una persona consuma este tipo de alimentos «guarde un ejemplar en la nevera para poder entregarlo posteriormente al médico».

Sin embargo, recalca que este año se ha incrementado el número de intoxicaciones por consumo de setas tóxicas porque «se trata de un año muy propicio para que fructifiquen los hongos en la Comunitat Valenciana debido a las condiciones climatológicas y, además, se encuentran en lugares concurridos».

En cuanto al tipo de setas comestibles, es necesario «hablar no solo de especies, sino también de género, ya que no todos son comestibles».

Entre las especies más tóxicas se encuentran la Amanita phalloides y la Lepiota brunneoincarnata, que, muchas veces, causan confusión con otro tipo de setas que sí son comestibles. Estas suelen predominar en terrenos ácidos como la Sierra de Espadán o el Penyagolosa, además de «estar muy dispersas en el monte».

Por su parte, la Lepiota brunneoincarnata «se encuentra en algunos senderos transitados como El Pinar de CastellóLepiota brunneoincarnata o el parque de Cabecera de València, por lo que todavía aumenta más el peligro», destaca el presidente. Otra de las especies no comestibles es el champiñón amarilleante al tacto, que provoca molestias gastrointestinales. En años con abundantes lluvias, como este, puede encontrarse en habitats muy diversos y cotidianos, incluidos los jardines incluso del área metropolitana de València. En cuanto a las setas comestibles, las especies más habituales que se recolectan en la Comunitat Valenciana son la seta de chopo, la de cardo, los robellones o el Boletus edulis, una de las más apreciadas por su alto valor culinario.