La Sección 1ª de la Audiencia de Castelló ha condenado a 18 años de cárcel y una multa de 360 euros al adulto procesado por el crimen a hachazos del joven Maikel, ocurrido el día de Reyes de 2017 en Castelló. De acuerdo con el veredicto del jurado, tras el juicio celebrado los días 26, 27 y 28 del pasado mes, la sentencia declara al acusado autor de un delito de asesinato y de un delito leve de hurto.

El fiscal, en su calificación final, solicitó 22 años de cárcel, mientras que las tres acusaciones particulares elevaron esa petición de pena de prisión hasta los 25 años. La sala considera que el condenado concertó un plan con otros dos menores, condenados anteriormente a cinco y ocho años de internamiento, para acabar con la vida Maikel.

Maikel recibió un total de 12 hachazos. El crimen se produjo en una dependencia del garaje de la casa de unos de los menores que no tenía escapatoria. El acusado «desplegó un comportamiento agresivo», dando hachazos de forma «súbita e inesperada», de manera que la víctima no tuvo oportunidad alguna de defensa, recoge la resolución judicial.

Los agresores tras acabar con la vida de Maikel y enterrarlo en un huerto de naranjos, le roboran sus pertenencias, entre ellas, drogas, un móvil, una bicicleta, algunas joyas, dinero en efectivo (valorado todo en menos de 400 euros). Con el dinero en metálico adquirieron cocaína para su consumo.

En el apartado de hechos probados, la sentencia recoge que el 6 de enero de 2017, el acusado se «concertó» con otros dos menores con la finalidad de dar muerte a Maikel, ya que éste reclamaba insistentemente el pago de una deuda a uno de los menores.

Y consiguieron que fuera a la casa de uno de ellos «con el señuelo» de que podría cobrarse con objetos que hubiera en la vivienda. «Tras fingir durante un tiempo un ambiente distendido en el curso del cual consumieron marihuana, cocaína y alcohol, consiguieron que la víctima bajase al garaje de la casa, y cuando en una de las dependencias allí existentes estaba distraído buscando objetos de interés que le podían servir para saldarse la deuda, tras ser facilitada un hacha de pequeñas dimensiones, aprovechando que estaba de espaldas y agachado, le asestó un fuerte hachazo en la cara al que siguieron otros sucesivos, hasta once en total, asestados tanto por el acusado como por los menores allí presentes, que consiguieron terminar con su vida», dice la resolución.

Tras la muerte de Maikel, los agresores se apoderaron de sus pertenencias. « A continuación, el acusado y los menores cavaron un hoyo en un huerto existente en las inmediaciones y, tras colocar su cuerpo en posición fetal, atando sus miembros con una cuerda, procedieron a enterrarlo», señala la sentencia.

Alevosía súbita o sorpresiva, pero no ensañamiento

En el apartado de fundamentos jurídicos, la sentencia condenatoria al adulto por el asesinato de Maikel considera que los agresores actuaron con «alevosía súbita o inopinada, llamada también sorpresiva». «En estos casos es precisamente el carácter sorpresivo de la agresión lo que suprime la posibilidad de defensa, pues quien no espera el ataque dificilmente puede prepararse contra él y reaccionar en consecuencia».

La sentencia descarta la agravante de ensañamiento, «pues todos los golpes fueron hacia partes vitales para acabar con su vida».

Maikel tenía 24 años cuando falleció y era padre de dos niños. Su familia y amigos se concentró a las puertas de la Audiencia durante el juicio.