Se acabó el sueño de Calleja en el Villarreal. Fue canterano y jugador, y como entrenador empezó en el cadete y escaló hasta el primer equipo, donde su brillante trayectoria se frenó. Javier Calleja, destituido ayer, asumió la decisión del club. Aseguró que han intentado «remar» hasta el final aunque no ha habido «forma de conseguirlo» y que entiende la decisión adoptada por el club, que ha pensado su adiós que era lo mejor. «No sé si lo esperaba porque quedaba un partido para el parón, pero también sabía que si no llegan los resultados el entrenador es la parte más débil», dijo.

Al Villarreal, que ve de cerca los puestos de descenso, le quedan dos partidos antes de final de año; el jueves recibe al Spartak de Moscú en la Liga Europa con el pase todavía por concretar, el domingo visita al Huesca en un duelo de la zona baja y descansará en la última jornada de Liga de 2018, al tener que jugar con el Real Madrid, que estará en el Mundial de clubes.

«Ahora viene un técnico nuevo, pasará lo de siempre y espero que el equipo vaya para arriba», agregó Calleja, quien también puntualizó que tenía una idea de juego y que la ha mantenido hasta el final al tratar de ser consecuente con ella, pese a los matices. «Hemos buscado otras variantes, hemos intentado otras cosas, pero al aplicarlas pensaba que me traicionaba a mí mismo», prosiguió el exentrenador .

El mal arranque

Calleja señaló que se debería analizar lo ocurrido desde el principio. «Empezamos mal, comenzaron las dudas y los jugadores no estaban al cien por cien. Para lo que yo propongo, debes estar fresco de mente», explicó. «Al club solo le digo que les quiero a todos y que siempre los voy a llevar en el corazón. Creo que hay afecto, que a todos nos duele lo que ha pasado, pero que entiendo su decisión», indicó. «Salir no me libera, sino que me jode. Soy del Villarreal y quería estar hasta el final», concluyó el entrenador madrileño.

Calleja saltó al primer equipo durante la pasada temporada. Tomó el testigo de Fran Escribá. El Villarreal busca ahora con Luis García Plaza una estabilidad que no tiene desde la salida de Marcelino García Toral.