Un doblete de Antoine Griezmann permitió ganar al Atlético de Madrid en su visita al Real Valladolid (2-3), después de una encomiable reacción de los locales, que llegaron a igualar el marcador tras ir perdiendo 0-2 en el tiempo de descanso. El francés tuvo que sacar las castañas del fuego una vez más. Asistió en el primero, marcó el segundo e hizo lo propio con el tercero para sofocar el despertar de los locales.

Los de Simeone aguantaron el chaparrón inicial de su rival, que llevó la iniciativa con mucha decisión, para sacudir a continuación con un zarpazo inapelable. El Valladolid dominó todos los parámetros del juego, pero el primer gol del partido llevó la firma del Atlético. Un clásico en la filosofía del cholismo.

Rodrigo cortó el ataque rival, Correa prolongó a Griezmann y el francés regaló el balón a Kalinic tras un pase entre las piernas de Kiko Olivas. La jugada fue exquisita y el delantero croata definió al primer toque con mucha clase. La cuesta empezaba a declinarse para los rojiblancos cuando sus méritos estaban lejos del equipo vallisoletano.

Para colmo local, el Atlético olió sangre y supo aprovecharlo en una nueva jugada que requirió del VAR. Griezmann lanzó desde la frontal del área y su disparo golpeó en la mano de Olivas. La jugada continuó con una gran parada de Masip, pero en cuanto salió el balón del terreno de juego, el árbitro decidió consultar el videoarbitraje. Undiano no lo dudó y señaló penalti. Griezmann marcó por la escuadra y enervó a la grada local con una celebración infantil sobre el mismo punto de castigo.

El equipo de Sergio contagió a la grada con una reacción increíble en el segundo acto. En apenas siete minutos igualaron el partido en dos jugadas a balón parado. La primera fue de Calero, con el permiso de Filipe, y la segunda de Unal, con la ayuda de Saúl Ñíguez.

El 2-2 redibujó un nuevo partido, el Valladolid levantó el pie del acelerador y el Atlético necesitó diez minutos para recomponerse. Otro de los síntomas del estilo rojiblanco. Gol y paso atrás. Así se metió el Valladolid en el partido, algo que tuvo que enmendar Griezmann en un barullo dentro del área. Quedaban diez minutos y Savic vio la luz en la banda izquierda. Griezmann recogió el guante y reventó a Masip con un zapatazo que acabó en el fondo de las mallas. El gol alivió a un Atlético que vuelve a ganar lejos del Metropolitano.