El Peralada empezó la jornada sin victorias en casa y colista. Ayer ganó 2-1 al Castellón y le transmitió esa penuria, como quien pasa la peste en el patio del colegio. La derrota ensombrece el debut del entrenador Óscar Cano y hunde a los albinegros en lo más bajo de la tabla, tocando fondo. Pase lo que pase en el próximo partido en Castalia, el Castellón cerrará el año en puestos de descenso. El fracaso a día de hoy es estrepitoso.

Era el minuto 2 y el Castellón ya iba perdiendo. Pau picó un pase a la espalda de la zaga y Pachón batió a Álvaro en el mano a mano con un disparo esquinado. Pareció muy fácil. Al municipal de Peralada habían saltado dos conjunto similares. Mismo esquema y mismas necesidades. Cano se estrenó moviendo las piezas del tablero. Solventó las bajas formando con tres centrales [Yarik y Delgado flanqueando a Castells] y dos carrileros [Rubén y Verdú]. Nuevos planes e intenciones y, al final, idénticas penas y resultado.

El Castellón, en desventaja, trató de llevar el peso del partido, con voluntad de asear la circulación, abriendo campo y encontrando pasillos interiores para el pase. Ambos equipos discutieron por la pelota. El Peralada anduvo de entrada más cómodo e incisivo. Mario exigió a Álvaro tras una jugada de Andzouana, y el portero evitó al poco un autogol en un saque de banda. El Castellón vio la luz en el minuto 22. Gálvez robó una pelota en el medio y lanzó a Hicham en largo. Al atacante orellut lo derribaron en falta, y de esa falta que enroscó Verdú se originó el córner del empate. Hicham recogió la bola en el segundo palo y la devolvió tensa al área pequeña. Caballero embocó a gol el regalo.

El 1-1 duró poco. En banda, lo que Hicham te da, Hicham te quita. A la media hora concedió una falta lateral en una ayuda al apurado Rubén. Pau enroscó el centro a la madera y Ferraresi cazó el rechace a gol, el único atento.

En vano

Pachón perdonó el tercero antes del descanso, bien tapado por Álvaro, y en la segunda parte el Castellón dominó en vano. Consiguió volcar el partido a campo contrario, sobre todo tras la entrada de Cubillas, que ganó de espaldas casi todas, pero apenas tuvo ocasiones claras. Dos, casi al final: una maniobra hilvanada Caballero-Cubillas-Acevedo que un defensa sacó bajo palos, en el 87, y un cabezazo de Gálvez en el 91, en un córner, que repelió el portero.