Solo faltaba la irrupción de VOX, con su demanda inconstitucional de desaparición de la Comunidades Autónomas (CCAA) para hacer imposible cualquier tipo de debate sobre nuestra actual organización territorial y su correspondiente financiación. A partir de ahora cualquier ciudadano que se le ocurra decir que la inmigración es un problema a considerar o que el actual sistema autonómico es inviable financieramente va ser despreciado por oler sus pensamientos a extrema derecha y a fascismo. Con tanta corrección política, de poco va a servir pedir un debate realista.

Los grandes beneficiarios de los exabruptos planteados como programa político por VOX y votados por una minoría del 10% de andaluces, está siendo los miembros del establishment político que gobierna en las CCAA, en realidad un conservadurismo radical sobre el mantenimiento de la actual organización territorial. Incapaces en su conjunto de encontrar una respuesta sobre la deuda y el déficit del Reino de España, han decidido que todo siga igual.

La Agencia EFE distribuyó el pasado fin de semana una nota firmada por Begoña Fernández cuyo contenido habría merecido mucho más atención de la que las elecciones andaluzas le dejaron, su título: «Reformar la financiación ya no es urgente para las autonomías, según expertos».

La tesis del artículo confirma lo temores que algunos albergábamos, consistente en que en el debate de la financiación de la actual estado de las autonomías nadie quiere reconocer la terca realidad. Estamos ante un problema de suma cero, por un lado entre el Estado Central y las CCAA por un lado, y por otro entre estas últimas entre si.

Lanzar sobre la mesa la palabra federalismo, sin más, es un acto de irresponsabilidad. Desgraciadamente aspirar que, por ejemplo, Madrid, Extremadura y Cataluña formen parte, sin mas debate, de un mismo estado federal supone ignorar muchas desigualdades no solucionadas por las CCAA actuales. Tan falta de ideas viables está la reforma de la financiación, que ha bastado un cambio de gobierno central para que dejara de ser un asunto urgente para los propios responsables de las CCAA, que han relajado la presión sobre el Gobierno al constatar que los ingresos crecen a buen ritmo y que pueden obtener más beneficios en la ¡negociación bilateral! con el actual Ejecutivo. La palabra clave es «bilateral» ya que el Estado, mas endeudado que nunca, está anticipando liquidaciones que cada autonomía puede gastar a cuenta.

Desde que Sánchez anunció que por ahora no va aplicarse reforma alguna, el silencio se ha extendido. Al parecer contra Sánchez se vive mejor que contra Rajoy, hasta el punto que el gravísimo problema de hace pocos meses, ha pasado a ser una dulce conllevanza. Para la mayoría de CCAA se ha perdido el carácter de urgencia. El panorama no ha cambiado: la insolidaridad de las comunidades forales del Norte siguen amenazando con irse, como si de una partida de póker se tratara; los archipiélagos saben que si la financiación no funciona siempre está el régimen especial; Cataluña recibe financiación, aunque la cuestión de esta reforma para ellos sea cosa de pantallas anteriores, ya que ahora sus objetivos son otros; las CCAA a las que el actual modelo les da ganancias aleatorias como Aragón o Cantabria, han dicho que vía statu quo no van a permitir que su parte se reduzca; Andalucía y la Comunitat Valenciana, muy activas antes en su queja de vivir con una financiación muy ajustada, han dejado de presionar lo que a los protagonistas del informe de EFE les hace sospechar que «el Gobierno las ayuda de algún modo, si no se ahogarían».

El silencio andaluz podría explicarse por el hecho que su anterior Consejera de Hacienda ejerce ahora de Ministra del mismo ramo y algo habrá decidido en favor de su sucesor, pues pocos días antes de la moción de censura se plantaba ante Montoro para decirle que sin 4.000 millones mas, el gobierno andaluz no podía hacer frente a sus obligaciones. Sorprendentemente en las elecciones andaluzas, la financiación, hasta entonces reclamada como vital, hizo mutis por el foro, en favor de cuestiones mas morbosas.

Mas difícil de explicar es el repentino silencio de Puig/Oltra tras meses de llamar a la movilización, mas o menos nacional-populista, y de confiar ciegamente en la liturgia de «expertos economistas de parte» que debían elaborar angélicos modelos de nueva financiación. Parece que desaparecido Montoro todo se haya «relajado» al ver que con una mejora transitoria de la economía empieza a entrar dinero y que ahora se puede ganar mas con contactos bilaterales con el Estado. El anuncio del jueves de Puig sobre una propuesta legislativa para que «el IVA que se quedó Montoro lo devuelva» y de plantear un reparto «razonable» del objetivo de déficit, habla de la bilateralidad.

Con la tinta todavía fresca de la nota de EFE, el conseller Soler, al verse descrito en un estado de desagradable contradicción, tuvo el rasgo de gallardia de salir a la palestra: «Para la Comunitat Valenciana, la reforma del sistema de financiación autonómica es una cuestión de prioridad máxima, que ha de abordarse lo antes posible. Bienvenidas sean todas las mejoras parciales que el Gobierno de Sánchez pueda hacer. Los valencianos no podemos aceptar una situación que no puede continuar». Pero continúa. Es la contradicción propia de toda falacia. ¡Hay que ver lo que puede conseguir un artículo de prensa, cuando dice verdad!.

Dicho lo anterior, vigilemos a VOX pero repensemos las CC AA.