Regresa Robert Juan-Cantavella (Almassora, 1976) con una nueva bomba bajo el brazo: Nadia, (Galaxia Gutenberg, 2018). La novela funciona como un tiro, en el sentido más balístico de la palabra. Y aprovechamos la presentación en la librería Argot de Castellón para entrevistar al escritor.

P ¿Quién es Nadia?

R Nadia es una mujer que nadie tiene muy claro si existe o no. La novela cuenta una búsqueda, una persecución, y Nadia es el objetivo. No es nadie en concreto, pero al mismo tiempo es un montón de gente. Ahí está la gracia.

P La novela contiene varios niveles de lectura, pero el primero sería establecer una especie de Historia del Gamberrismo Ilustrado del Siglo XX. ¿Podría ser un tipo de homenaje?

R Supongo que sí, un homenaje a toda una serie de grupos de acción directa, de protesta en las calles, que no utilizan las clásicas tácticas de guerrilla sino la ironía y la burla. Hay quien lo llama Guerrilla de la Comunicación. La idea es confundir al adversario, poner sobre la mesa las contradicciones de su discurso, o mejor aún, revelar lo que de verdad están diciendo distintas instancias del poder cuando maquillan su lenguaje para darnos gato por liebre. Y sí, suelen ser unos gamberros. Nadia sería un homenaje a ese Gamberrismo de la protesta política; al noble arte de utilizar la farsa contra la mentira.

P En esta novela, colocas a tus personajes ficticios en situaciones históricas reales. Tanto que se habla de la autoficción o de la no ficción en los últimos años: ¿es esta una apuesta por todo lo contrario? ¿Por ficcionalizar incluso la realidad histórica?

R Nunca lo había pensado de esa forma, pero sí, tiene sentido. Todos los acontecimientos por los que van pasando los personajes de Nadia son reales, hechos históricos que sucedieron de una forma muy parecida a como yo los cuento. Me refiero a acciones de guerrilla de grupos como The Yes Men, Ariadna Pi, o Class War, pero también a algunos hitos de la medicina y la criminología del siglo XIX, con gente como Franz Joseph Gall o Cesare Lombroso como protagonistas. Lo que hacen mis personajes en esos lugares es inventado, por supuesto. Pero según cómo, podríamos hablar de una "novela histórica"; una novela histórica gamberra, como decías antes.

P Éste es un libro eminentemente político, pero no se trata de una política inmediata o de banderas, sino algo mucho más profundo y reposado y, en cuanto a mi lectura, terriblemente desolador, como es la evolución europea desde mediados del siglo XX hasta nuestros días.

R Sí, la novela trata de Europa, y del proyecto común que se ha ido construyendo durante las últimas seis o siete décadas. Sobre el papel, la idea tenía buena pinta, pero en la práctica hemos visto que, a pesar de que hace unos años le cambiásemos el nombre de Comunidad Económica Europea, este proyecto nunca ha llegado a centrarse más que en la libre circulación de capitales, dejando al ciudadano siempre para más tarde. No hay más que ver nuestro comportamiento con la gente que huye de sus casas para que no los maten, o los efectos de las políticas de austeridad, que nos han traído algo que creíamos haber dejado atrás para siempre, como son los partidos de extrema derecha, que hoy campan a sus anchas por toda Europa.

P En cualquier caso, el humor sigue siendo una de tus bazas fuertes, en este caso a juego con los protagonistas.

R La cabra tira al monte, el humor siempre me ha interesado. En este caso, además, tengo excusa, porque es el arma que utilizan muchos de los grupos políticos que protagonizan la historia.

P Otra rama de la novela está centrada en algunas de las prácticas médicas más aberrantes que al ser humano le ha dado por practicar, como la lobotomía. Háblanos de ello.

R Para hablar de Europa, trazo dos de sus posibles rostros. Por un lado, el Gamberrismo Ilustrado que tú decías. Por otro, una de las muchas formas de control social que hemos ido perfeccionando, en este caso, a través de la criminología. Yo voy a las raíces de esta ciencia, a los hechos más aberrantes. Es cierto que muchos de ellos hoy no están en activo, pero no lo es menos que a algunos de ellos sólo los hemos vestido de seda.

P Por último, como autor castellonense afincado en Barcelona, ¿cómo ves desde la distancia la escena literaria local?

R No la veo de tan lejos, muchos escritores de por aquí son colegas, compañeros de viaje, como Guillem López, como Ángel Gil Cheza, como Rosario Raro, como Ferran Agut (que escribe y dibuja cómic), como un tal Óscar Gual€ Y la veo en plena forma, es un placer formar parte de esta escudería.