La Conselleria de Educación califica el caso que investiga la Fiscalía de Castelló por posibles malos tratos a menores en un comedor escolar de Peñíscola como «un conflicto laboral entre monitores de la empresa que gestiona el comedor». Asimismo, la administración valenciana indica que de momento «la inspección educativa no tiene denuncias por parte de las familias».

Tras conocer el caso que desveló ayer Levante-EMV la conselleria apuntó que «en 2014 se produjo un incidente entre alumnos y algún monitor denunció en los juzgados los hechos en 2016». También explican que «se tiene constancia que desde Educación se intervino mediante el plan de prevención de la violencia y promoción de la convivencia (Previo) y se hizo una mediación, pero no se retiró la denuncia».

Por último, desde la Educación añaden que «si judicialmente se resuelve la denuncia, la inspección educativa actuará en el sentido que indique la resolución judicial» e insisten en apuntar que «no es un tema educativo, es un tema de conflicto laboral». Desde noviembre de 2017, la dirección territorial de Educación en Castelló tiene conocimiento del caso, ya que las monitoras que han trasladado la información a la Fiscalía, informaron en un paso previo a este departamento.

En una carta, relataban los supuestos abusos y malos tratos por parte de sus compañeros a los menores que consistían, según la carta enviada y a la que ha tenido acceso Levante-EM, en castigos físicos, cachetes, torceduras en brazos, empujones o en arrastrar a algunos alumnos por el suelo, gritos, insultos y maltrato psicológico, como lanzar al suelo con gran estruendo bandejas de metal para ensordecer a los alumnos.

Asimismo obligaron a subir a una mesa al niño que no quería comer para que el resto se burlase de él, aislar en la cocina al alumno, lugar en el que existen productos tóxicos y peligrosos, o sentar al niño en una trona de bebé y colocarlo en medio del comedor para que el resto se burlase de él.