El descenso de los precios en los cítricos de Castelló ha situado al sector en una situación insostenible. Los ingresos en las ventas no dan ni para cubrir costes. Es tal la caída que en esta campaña un kilo de clemenules se vende en origen al mismo precio que hace 27 años.

Las liquidaciones de un agricultor de Nules del año 1981 muestran unas cifras muy similares a las actuales. Entonces, según se puede constatar en las fotografías que ilustran esta información, un kilo de la variedad estrella de Castelló se traspasaba entre 30 y 31 pesetas.

En el actual ejercicio un kilo de clemenules alcanza solo los 0,15 céntimos de euro, la misma cantidad que hace tres décadas. Esta comparación pone de manifiesto la drástica rebaja de los precios de los cítricos y la grave situación del campo castellonense.

En la primera parte de la campaña el valor de las variedades tempranas ha disminuido un 23 %, una circunstancia que las organizaciones agrarias atribuyen a las lluvias y a las importaciones masivas procedentes de Sudáfrica. Pero en la fase actual las operaciones de venta han aumentado y los precios siguen sin subir. «Es inexplicable y no hay una razón lógica porque ahora las exportaciones van a buen ritmo», afirma el presidente de Fepac-Asaja, José Vicente Guinot. El secretario autonómico de Agricultura y Desarrollo Rural, Francisco Rodríguez Mulero, muestra también su desconcierto por la continuidad de los precios bajos. «No lo entendemos cuando en estos momentos se exporta igual que el año pasado y en Europa se compra con un precio 40 veces superior al de la venta en origen. Ya no tenemos mandarinas de Sudáfrica y seguimos con problemas», añade el alto cargo de la conselleria.

Según el secretario general de la Unió de Llauradors i Ramaders, Carles Peris, «en el arranque de campaña hemos tenido la presión de terceros países y se ha empezado con precios bajos, ya que los mercados europeos, al disponer de producto, han apretado. Luego se ha retrasado la recolección y se ha producido un solapamiento de variedades». «Por ello insistimos tanto en revisar los acuerdos internacionales, porque, aunque ahora no haya mandarina sudafricana, coinciden variedades de aquí por el retraso en la recogida»·.

Peris menciona otras dos cuestiones que inciden en la crisis estructural del sector. Por un lado, señala que «antes, con un tonelaje similar al actual, teníamos más tiempo para llevar la fruta al mercado. Ahora tenemos unos plantones (cambiados en los 80 por la plaga de la tristeza) que aguantan menos. Ello nos obliga a sacar la misma cantidad en menos tiempo». En segundo lugar, recuerda que antiguamente las clemenules competían con menos variedades, mientras en los actuales tiempos existen otras de estilo royalty de buena calidad. «De esta forma, por temas de mercados y agronómico contamos con menos tiempo para vender», agrega.

Fepac-Asaja, por su parte, propone a la Generalitat que impulse inspecciones en el campo «para garantizar el cumplimiento del contrato, porque el agricultor es el eslabón más débil y no tiene detrás una gran empresa o abogados para plantarse y defender el precio inicialmente convenido».

En este sentido, el secretario autonómico de Agricultura considera necesario que se refuerce a través la interprofesional española de los cítricos Intercitrus los »contratos tipo de obligado cumplimiento». Así, sostiene que habría más controles en las compraventas, y en el caso de que el agricultor presente denuncia «instaríamos a la Conselleria de Hacienda a que realice inspecciones» a fin de evitar «una presión excesiva de los operadores comerciales».

La Unió de Llauradors asegura que este contrato tipo ya existe «pero no se utiliza». Como solución, plantea que la Administración pública vincule las subvenciones que concede a empresas comercializadoras al cumplimiento del citado contrato. «El agricultor es el eslabón más débil, tiene un producto perecedero y está obligado a venderlo con el precio que le digan», resalta Peris.

Menos producción

La Unió también apuesta por impulsar una ordenación varietal para que no se concentren todas en enero y por una reducción del 20 % de la producción de clemenules. «Este año, con un aforo normal, hemos visto la reducción de precios», asevera. «Necesitamos por eso que la Administración invierta en esta ordenación porque el productor se está descapitalizando». La plataforma per la Dignitat del Llaurador reclama de manera apremiante que se revisen las condiciones del tratado de libre asociación firmado entre la UE y Sudáfrica para hacer frente a la «competencia desleal» de sus naranjas.

El secretario autonómico de Agricultura aboga por adaptar la estructura productiva a las necesidades del mercado y por buscar nuevas variedades que consigan fidelizarse. «Llevamos 25 años en los que cada campaña va a peor y no se ha hecho nada», advierte. Propone, además, una campaña de promoción exterior del consumo de cítricos.