Las iglesias y locales de varios pueblos del Alto Palancia se convirtieron este año en objetivo de los cacos. La parroquia de Caudiel fue la primera en sufrir la profanación del templo, en el mes de enero, cuando los ladrones realizaron grandes destrozos en la sacristía, forzaron el sagrario, tiraron las hostias por el suelo y sustrajeron herramientas, joyas de la Virgen y material de los trabajadores que estaban restaurando el Camarín de la Virgen. Apenas tres meses después, en abril, la iglesia y el Ayuntamiento de Torás sufrieron también el robo de un cáliz y una cajita y la profanación del templo. El botín fue recuperado posteriormente tras detener a los ladrones. Dos días después, el templo de Soneja también fue asaltado. En este caso los ladrones solo se hicieron con el dinero de las candelarias y cepillos. También hubo robos en el Alto Mijares y tras ello se intensificaron las medidas de seguridad y la Guardia Civil detuvo a tres personas vinculadas a los robos de estas comarcas.