Ya estamos en el nuevo año, después de las entrañables fiestas de Navidad, que son maravillosas mientras eres niño o adolescente, pero que empiezan a registrar algunos sinsabores cuando ante tanta alegría comienzas a notar la ausencia de algunos seres queridos. Y luego llega la más alegre despedida del año unida a la bienvenida al nuevo, que este año, como les anunciaba en mi comentario del último lunes, he celebrado en Tierra Santa, en un viaje inolvidable del que les hablaré en otra ocasión.

Pero, tras las fiestas, llega el único momento desagradable que se le presenta a cualquier persona. El momento de abrir la nueva agenda y traspasar los números de teléfono de amigos, conocidos o personas con las que has tenido o tienes alguna relación.

Y en muchas ocasiones es un momento dolorosa, porque tienes que eliminar los nombres y los teléfonos de personas con los que has tenido relación últimamente y en muchos casos una relación muy larga. Piensas que estás cortando definitivamente tu relación e incluso tu amistad con muchas personas, que sabes que aunque las llames ya no te van a contestar, ni vas a recibir llamadas de ellos. Es el cierre de páginas de tu vida, que te traen recuerdos en muchos casos entrañables de amistades largas, de muchos momentos de tu vida compartidos, etc... Es el momento en que llegas a pensar que la vida es incluso más efímera de lo que crees, pero ciertamente la vida continúa y nuevos nombres y teléfonos, quizá lleguen a sustituir a los que tenías.

Al regresar de este viaje, y como he hecho siempre para no quedar desconectado con la actualidad, he ido al quiosco con el que tengo relación de muchos años, el de Mario y su mujer, ahora regido por su hija, en el que me guardaban todos los periódicos desde que inicié viaje hasta la vuelta. Y durante horas y horas me he dedicado con avidez a ver lo que se ha escrito de la vida castellonense. Y algunas perlas como siempre se encuentran en estas lecturas tardías.

Lo primer que me ha llamado la atención es el coste del viaje del presidente Pedro Sánchez a Castellón. Lamento no haber conocido antes la agencia de viajes que se lo organizó, para que nuestro viaje nos hubiera salido mejor de precio. ¿No hubiera sido mejor dar la callada por respuesta, que tomar el pelo a los ciudadanos?

Sigue de actualidad lo de la leucemia del expresidente autonómico Eduardo Zaplana. Los que en nuestra familia más cercana hemos vivido un episodio de esa naturaleza, sabemos lo que es y el riesgo constante hasta que te llega el alta definitiva de la posibilidad del tránsito a otra vida. Que médicos y especialistas hablan de lo peligroso del tratamiento en la cárcel, y que eso no haga pensar a la jueza que lo tiene en sus manos, en la conveniencia de excarcelarlo, muestra el lado quizá menos humano de la justicia, por más que si hizo cosas ilegales debe seguir controlado de alguna manera, eso es otra cosa.

He leído también que el Ayuntamiento de Benicàssim, que esta legislatura creo que lo ha hecho bien, prorrogará los presupuestos y que parece ser que contemplarán una reducción del IBI, lo que nos produciría una gran alegría.

Ha hecho bien la Generalitat en comprar el Penyagolosa, el pico más alto de la provincia con sus 1.813 metros, que le convierten en el segundo más alto de la Comunitat Valenciana. ¿Tengo que preguntar a algún asesor si, como ciudadano autonómico, hay que declarar en la próxima declaración de la renta que soy propietario en una enésima parte de este pico?

Otra buena acción ha sido el establecimiento con el nuevo año del servicio Samu veinticuatro horas, para atender a la gente del Alt Maestrat y Els Ports. Si queremos que no continúe la despoblación en el interior hay que dotar a esas zonas de servicios esenciales.

Una noticia importante también es el inminente derribo del Termalismo, que hace muchos años constituyó una apuesta por la sanidad internacional, que provocó la llegada de muchos suecos y suecas y que dio a Castellón un prestigio en el tema de la asistencia sanitaria. Lamentablemente pronto comenzaron los problemas propios y sobre todo los añadidos por el partido socialista de la provincia que mandaba. Ojalá algún día Joaquín Farnós Gauchia cuente la verdadera historia de cómo nació y cómo y por qué se cerró este centro.

El tema del convenio Ayuntamiento-CD Castellón estimo que lo tratará Pepe Beltrán en algún momento, porque es un tema del que se puede escribir y hablar bastante.

Y en cuanto a lo municipal, dos asuntos. Parece que a partir de ya se estudiará la resolución definitiva del caso Ali Brancal y por otra parte se anuncia que el Ayuntamiento creará casi trescientos nuevos puestos de trabajo, lo que siempre es importante y de agradecer. Pero como estamos en año electoral, deseo que los tribunales examinadores sean de gran imparcialidad y justicia para evitar que nadie pretenda colocar a los amigos.

Termino esperando que los reyes magos hayan sido buenos con todos, pero especialmente con los niños.