La Cofradía de la Verge de Lledó comenzó el viaje en la capital de La Plana, pasando por Barcelona para llegar a Tel Aviv, donde está el aeropuerto internacional, la ciudad más cosmopolita de Israel creada en 1909 por sesenta familias judías tras comprar un área de dunas de arena para abandonar sus hacinadas viviendas de Jaffa.

A partir de ese momento comenzó el recorrido por los más importantes lugares de la Cristiandad. En Nazaret, ciudad en la que hoy coexisten cristianos de varias comunidades, y también musulmanes y judios y dónde Jesús pasó su niñez, se visitaron los lugares más conocidos donde estuvo la Sagrada Familia, celebrando allí la primera misa, oficiada por el reverenda José Navarro, que desempeña su importante labor en el Hospital La Plana, y que ha sido el asesor religioso de esta expedición, dejando en todos un gran recuerdo por su extraordinaria preparación, por sus conocimientos y sobre todo por su exquisito trato personal y afectivo. Esta misa, con la pequeña imagen de la Verge de Lledó sobre el altar, se celebró en la Basílica de la Anunciación recordando el punto en que el ángel Gabriel dijo a María: «No temas María porque has encontrado gracia de Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús».

En este punto creo interesante reproducir lo que hace unos días decía el cardenal Osoro: «Hay una única Luz que elimina toda sombra. Y esa Luz tiene un nombre y tiene un rostro Jesús, el Hijo de Dios, engendrado por obra del Espíritu Santo y nacido de la Virgen María en Belén de Judá. No hay otra Luz que ilumine más y mejor».

Tras visitar el Monte de la Precipitación, el lugar dónde quisieron tirar a Jesús y matarlo porque había encolerizado a quienes le oyeron el sermón que dio en la Sinagoga, la jornada concluyó en Caná, dónde Jesús realizó su primer milagro, y dónde los matrimonios que formábamos parte de esta peregrinación llevaron a cabo la renovación de sus promesas matrimoniales en una ceremonia cargada de emoción en el interior de una pequeña iglesia.

En Tabgha, donde tuvo lugar el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, tras celebrar la misa en el Primado de Pedro y visitar Cafarnaún, realizaron un recorrido en barco durante cuarenta y cinco minutos sobre las aguas del mar de Galilea por dónde anduvo Jesús, lago de 21 kilómetros de largo por casi nueve de ancho y cincuenta de profundidad que capta sus aguas del rio Jordán. Los patrones de esta vieja embarcación tuvieron el detalle de izar la bandera de España y hacer sonar por megafonía el himno nacional español.

A última hora y en medio de una fuerte lluvia se visitaron las ruinas de Magdala, el pueblo de María Magdalena.

La peregrinación continuó el Monte Tabor, dónde la Transfiguración del Señor y en el Jordán, dónde tuvo lugar al bautismo de Cristo, los peregrinos castellonenses renovaron sus promesas bautismales.. Más tarde se pasó por el Mar Muerto y en Jericó se realizó una panorámica del Monte de las Tentaciones para seguir a la ciudad santa de Jerusalén.

La siguiente jornada comenzó visitando el Monte de los Olivos para conocer lugares como la Ascensión, el Pater Noster dónde figura el padre nuestro en casi dos centenares de idiomas en cerámicas, Getsemani y la Gruta del Prendimiento, completando la jornada tras visitar otros santos lugares en la Sala del Cenáculo

Otro de los lugares visitados fue el Museo del Libro dónde se ofrece una enorme maqueta espectacular de lo que era Jerusalén en tiempos de Jesús, visitando luego la Basílica de la Natividad y el Campo de los Pastores dónde se celebró una nueva misa.

La penúltima jornada de esta Peregrinación estuvo llena de emociones, dirigiéndose a la ciudad vieja visitando la Basílica del Santo Sepulcro lugar de la crucifixión y entierro de Cristo. En una de las capillas de la Basílica el reverendo José Navarro ofició una misa con la imagen de la Patrona sobre el altar y cantándose al final como en todas las ceremonias la Salve Popular. Más tarde en el barrio judio se contempló el Muro de las Lamentaciones y la iglesia de Santa Ana.

La expedición castellonense llevó a cabo su Vía Crucis por los mismos lugares dónde Jesús fue ascendiendo hasta el Gólgota, entre los miles de personas de todas las nacionalidades y procedencias que visitan la Ciudad Santa y especialmente muchos jóvenes, porque esa es una de las cosas que más llama la atención, la presencia de jóvenes de todos los lugares, correctos, aceptando todas las colas que hay que hacer y compartiendo con otros miles de personas el necesario respeto. Sinceramente en estos dos puntos se demuestra la universalidad de la Iglesia y su futuro aunque en este momento en nuestro país se la cuestiona. Hay que destacar la presencia de familias completas con muchos niños de corta edad.

Salve Popular

Una Peregrinación no es una excursión o un viaje turístico. Y menos cuando se lleva a cabo en Tierra Santa. Ahí hay que acudir porque se siente algo interiormente o se cree ciertamente en lo que vas a ver. Y si es así se convierte en una experiencia magnifica, en un viaje verdaderamente inolvidable y más cuando se realiza junto a un grupo humano importante, destacando el presidente de la Cofradía Ramón Villarroig, pendiente de todos los detalles, hasta los más mínimos para que todo saliera a la perfección.Oír la Salve Popular tantas y tantas veces en todos estos santos lugares es un hecho que los peregrinos han vivido con profunda emoción.