La Panderola sigue tirando humo en el imaginario de muchos castellonenses, pese a que este año se cumplirán 56 años desde que echase el freno. Es parte sin duda de la historia de Castelló y de otros municipios de la Plana. Colectivos como la Asociación de Amigos del Ferrocarril no descansan en su empeño de rescatarla del olvido y de lograr que las actuales y las futuras generaciones puedan conocer su historia. Todo ello se traduce en el Proyecto Domo, que tiene como armazón la creación de un centro de interpretación de La Panderola. La idea no es nueva, pero ninguna corporación la ha tomado en consideración, permaneciendo en vía muerta.

El colectivo volvió a intentarlo en 2015, con el cambio político que llevó a PSPV y Compromís al gobierno municipal, pero el silencio sigue siendo el protagonista, como lamenta Juan Peris, miembro de la asociación y una de las personas que atesora más datos sobre la historia de los ferrocarriles en España.

La Panderola ha vuelto a ser protagonista estos días por el proyecto de remodelación urbanística que ha licitado el consistorio en la plaza que le da nombre en el Grau, una actuación que pretende dar un mayor uso social al entorno y que sigue teniendo en la vieja locomotora su icono. Sea como fuere, un nuevo «error» por parte del ayuntamiento de turno, a juicio de Juan Peris, quien lleva tiempo denunciando los daños que sufre la máquina por el ambiente húmedo de la zona y los actos vandálicos.

Efectivamente, como recoge el proyecto urbanístico del ayuntamiento, el proyecto de remodelación del parque incluye «la mejora de la locomotora y vagón expuestos (limpieza y reparación de elementos de madera y metal) y mantener su ubicación mejorando el entorno». La propuesta, para Juan Peris, es una mera solución parcial. «Si La Panderola continúa donde está iremos a comprarla al chatarrero», señala con ironía, al insistir en que el tenerla al aire libre «cerca del mar provoca que se oxide y que su deterioro sea enorme». Si a ello unimos «el vandalismo», no hay nada que invite al optimismo sobre el futuro del emblemático tren.

«Nadie mueve un dedo»

Juan Peris rememora el optimismo con el que recibieron al nuevo gobierno en 2015. «Tuvimos una entrevista en la alcaldía para hablar del Proyecto Domo y ver cómo se podía montar ese centro de interpretación, pero casi cuatro años después no han abierto la boca; aquí nadie mueve un dedo», se lamenta el representante de la Asociación de Amigos del Ferrocarril, quien señala que los políticos «prefieren otros temas y cortar cintas».

La asociación tiene definido el contenido del centro de interpretación, que contaría con una exposición del material móvil disperso y la opción de restaurar una locomotora de vapor para un potencial uso turístico. A ello se uniría una sala de exposiciones con objetos como las placas de fabricación de todas las locomotoras y utensilios ­-timbres de caldera, entre otros-, así como una sala de audiovisuales para recibir a los colectivos que visiten el centro y mostrar a los visitantes los audiovisuales alusivos al ferrocarril que nos ocupa.

Al margen de contar con una locomotora real de vapor para mostrar todos sus elementos funcionales, este espacio recogería un logar para biblioteca y archivos ferroviarios, con documentos tanto del tranvía a vapor de Onda al Grau de Castelló como del Ferrocarril de Vila-real al Puerto de Borriana, y de otros auxiliares. Todo ello, como destaca Juan peris, está distribuido en colecciones particulares, pero no habría problema alguno para cederlo al hipotético centro de interpretación. Sobre su ubicación más factible, se habló en su momento de algún punto del recinto portuario de Castelló y de la vieja estación del ferrocarril de la capital de la Plana, aunque éste está ocupado en la actualidad por otros servicios municipales.

La Panderola estuvo en marcha durante 75 años. Sería el 13 de agosto de 1888 cuando entró en servicio el enlace entre Castelló y el Grau y, tras esa fecha, se fueron sumando otros recorridos: Castelló-Almassora-Vila-real (octubre de 1889), Vila-real-Onda (abril 1890), Vila-real-Grau de Borriana (julio de 1907) y Borriana con su puerto (1948). El mítico tren nació, como otros tantos, al amparo del crecimiento industrial, primero por la tendencia al alza de las exportaciones de cítricos y después con la emergente producción azulejera. En cualquier caso, su uso social también fue significativo hasta que un 13 de agosto de 1963 dejó de 'volar'.