Aunque ya han transcurrido tres semanas, no queremos olvidar algunos de los acontecimientos que han devuelto a la ciudad de Castelló a los telediarios. En primer lugar, la reivindicación que Carlos Fabra Carreras hace de su persona en el libro «¿Y ahora qué?», que ha escrito el periodista Jesús Montesinos. Los actos de presentación de la obra y las declaraciones del ex presidente lo han devuelto al prime time, aunque solo sea por breves minutos.

Más allá de lo que se ha contado, si alguien tiene el gusto de leer esta -hagio-biografía podrá comprobar como entre sus páginas se filtra un sentimiento agridulce, en ocasiones, tendente a la melancolía. Es un «lo que pudo haber sido y no fue» que, a nuestro juicio, se manifiesta de manera algo contradictoria. Y es que, con siete generaciones de Fabra gobernando en la diputación a lo largo de tres centurias -desde el Tío Pantorrilles-, uno no puede presumir de familia y, a la vez, lamentarse del enorme retraso provincial del que, obviamente, los tuyos han sido partícipes. Claro que, para cambiar el final de la Historia, casi predestinado, llegó el joven sucesor de la saga. Tras unos titubeantes pasos en UCD y de las batallas en AP, el último de los Fabra (si su hija Andrea, la ex diputada, o algún nieto no lo remedian) se hizo con el liderazgo del PP e instauró esa suerte de Corte de los Milagros donde todo parecía posible.

Don Carlos también asume «la sentencia por delito fiscal», con pena de cárcel, pero reafirma que la misma «le exculpó de cualquier delito de corrupción». Asimismo, se confiesa «víctima» de una cacería sin parangón, con la que sus «enemigos» lograron culminar su verdadero objetivo, devolver a la provincia a la irrelevancia. Con el aeropuerto pero sin «abuelo».

El Niño Jesús de las BAF

La segunda reivindicación ha sido la del «secuestro» del Niño Jesús de las lucecitas de la plaza Mayor, una acción de las llamadas Brigades Anti-Feixistes (BAF) que, a través de un comunicado, lo hacían suyo. El «rescate» que solicitaban para la inmediata liberación del Hijo de Dios de leds, era, nada menos, que la recíproca puesta en libertad de los presos catalanes involucrados en el «procés» independentista. Y no era una inocentada del día 28-D.

De hecho, quien más crédito dio a la noticia fue Carrasco, la líder de la oposición municipal, que al punto exigió a la alcaldesa Marco que no negociara con las BAF, a la vez que solicitaba el fin de todas las mascaradas. Recuérdense las actuaciones anteriores de estos radicales: pintadas en la Cruz de Ribalta o en la sede de Ciudadanos, lanzamiento de pasquines desde la azotea del ayuntamiento y múltiples protestas callejeras por el cierre del local de La Cosa Nostra. Trabajo y más trabajo de las Brigadas para las otras brigadas, las de la limpieza.