Su especialidad es la danza del vientre y tribal y esta plástica habilidad artística es , a su vez, la mejor forma que tienen para transmitir al público sus inquietudes sociales. Son las integrantes del Ballet Llum d'Orient, impulsado en 2008 por la Asociación Cultural de Dones Llum d'Orient de Castelló , que dirige la bailarina y profesora Isabel Castell.

El Ballet Llum d'Orient se presentó oficialmente en sociedad en el Desfile Internacional de Bandas de la Magdalena de 2008. Desde entonces, el grupo ha estado presente en cada una de las posteriores ediciones del certamen de la Magdalena y ha trasladado sus llamativas coreografías a fiestas patronales de distintas localidades de la provincia e incluso del extranjero, como Francia.

«Desde muy joven me llamó la atención la danza.Con 18 años comencé a dar clases en la Asociación el Primer Molí», explica Isabel. «Nuestro primer objetivo era desfilar en las fiestas de La Magdalena, pero poco a poco hemos ido ampliando nuestras miras y hemos llevado nuestra coreografías a otros desfiles, como el Grau y Almassora, y a otros eventos como cabalgatas de Reyes Magos», añade.

El grupo ha extendido sus espectáculos a escenarios estáticos como jornadas de danzas organizadas por el Ayuntamiento de Castelló o el mundo del teatro de la mano del grupo El Taronger, cuyo director es Santiago López.

La directora del ballet indica que en la actualidad el ballet está integrado por 22 chicas, aunque el número de asociados llega a la treintena. «Tenemos socios hombres que son parejas o familia de algunas de las bailarinas, pero como apoyo», dice Castell. «Aunque no hay ningún problema en que bailen hombres», añade.

Todas las bailarinas son aficionadas ya que es una entidad sin ánimo de lucro. «Actuamos a cambio de los gastos de desplazamientos y dietas. Y, además, pagamos una cuota anual para costearnos los trajes y los elementos de la coreografía», señala la directora. «No es un actividad barata, cada bailarina suele invertir entre 150 y 200 euros al año», resalta.

Castell asegura que, diez años después, el grupo sigue trabajando con la misma ilusión y en la misma línea, pese a la que la danza del vientre no esté ahora tan en boga como hace una década. « El primer objetivo es que los desfiles sean accesibles a todas las personas que quieran participar, es decir, pretendemos que el nivel de danza sea el mínimo para que todo el mundo pueda aprender las coreografías», asevera Castell. « Sin embargo, en los espectáculos para los escenarios estáticos si que perseguimos ofrecer una demostración técnica de esta danza con coreografías más complejas. Y otro de los objetivos es integrar otras danzas», añade.

Castell subraya el carácter reivindicativo, social y solidario del colectivo de danza. «Participamos en eventos como el Día de la Mujer y en actividades benéficas, solidarias o en defensa de los animales a las nos invitan», concluye.