Benicàssim puede presumir hoy en día de haber alcanzado una proyección turística autonómica de la mano de su fiesta más importante dentro del programa en honor a Sant Antoni y Santa Águeda y no es otra que el Día de las Paellas. Una jornada en la que la calle Santo Tomás y adyacentes se llenan del olor a leña y a paellas y sobre todo de un gran ambiente de fiesta y hermandad.

Pero esa fiesta en la que se cocinan más de 1.200 paellas y que ahora congrega a más de 25.000 personas, comenzó siendo un concurso de paellas y en su primera edición participaron 38 paellas.

Fue en el año 1980 cuando el entonces concejal de Fiestas, Javier Tárrega Bellido, propuso la creación de una comisión de fiestas formada por un miembro de cada partido político así como un miembro de cada asociación. Esa comisión estuvo conformada por Fulgencio Sánchez, Javier Tárrega Bellido, Antonio Alonso , Rafael Bellido, Francisco Clausell, José Tárrega, Fernando Bonet, Dora Bernal, Ramón Pallarés, Luis Bernal, Santiago Escuder, Francisco Alcaide, José Ferrara y Domingo Tárrega, Javier Tárrega Bernal y Francisco Ariza Juan Renau y José Gil.

Formada la comisión, empezaron a trabajar y después de organizar las Fiestas del Turista en agosto y las de Santo Tomás en septiembre, para las fiestas en honor a Sant Antoni decidieron incluir por primera vez en el programa de fiestas un concurso de paellas. Así, el 19 de enero de 1980 y el paseo Pérez Bayer fueron la fecha y el lugar de celebración de esta cita gastronómica.

Como recordaba Javier Tárrega Bellido, en las bases de dicho concurso se propuso que a cada participante se le abonaran 2.000 pesetas a cambio de la elaboración de una paella, que se pondría a disposición de la Comisión de Fiestas para su posterior reparto y degustación entre los asistentes. En cuanto al jurado, Joaquín Ortells, Roberto Turlo y José Miguel Mateu fueron los encargados de elegir la mejor paellas de entre las 38 que participaron. El primer ganador fue José María Campos Rull. Y fue tanto el éxito de aquella primera edición que la asistencia sobrepasó todas las expectativas y, por ese motivo, el cocinero y dueño del Hotel Benicàssim, Tono, cocinó otras paellas para cubrir las raciones necesarias y así poder abastecer a todas aquellas personas que acudieron a la zona.

En los años posteriores el concurso continuó pero la fórmula cambió y cada concursante elaboraba la paella, pero después la compartía con sus amigos y familiares. Y desde entonces la fiesta, que ha dejado de ser un concurso y mantiene su espíritu de hermandad, ha ido aumentado año tras año en el número de participantes y, lo que comenzó celebrándose en el paseo Pérez Bayer ahora se ha extrapolado a veinte viales.

Ahora, 39 años después, la fiesta ha sido declarada de interés turístico de la Comunitat Valenciana y el próximo viernes 25 de enero el municipio se volverá a convertir en el epicentro de la fiesta. Además de la participación de vecinos y visitantes, los empresarios locales también se han involucrado en esta fiesta organizado actuaciones musicales con lo que consiguen a engrandecer la fiesta por antonomasia de la localidad.