Los amantes del mundo del toro y el caballo se dieron cita ayer en Viver en una nueva edición de su encierro campero, una de las actividades que más expectación levanta entre viverenses y visitantes dentro de un fin de semana repleto de actividades dedicadas a San Antón, el patrón de los animales. En esta edición alrededor de 50 jinetes y sus caballos junto con siete toros y dos vacas participaron en este vistoso encierro que, como en la anterior edición, se saldó con un éxito rotundo de participación y expectación.

Este año, los clavarios decidieron alargar el recorrido del que buena parte discurre por el río Palancia. Con una hora de retraso con respecto a la salida prevista, andando, en carro o a caballos, cientos de personas no quisieron faltar a esta cita en la que poder visualizar una estampa de convivencia idílica entre caballos y toros emulando la antigua trashumancia. Y es que fueron muchos los vecinos de Viver y pueblos cercanos los que se acercaron a algunos puntos del recorrido para poder ver el encierro, sacarse unas fotos con los astados o incluso tocarlos.

Por un recorrido de algo de más de dos horas de duración, bordeando prácticamente el río por su término municipal, los astados de la ganadería la Cañada fueron guiados por los pastores, así como por los caballos. Al llegar al emblemático paraje del Sargal, una parada para refrescarse y tomar fuerzas de cara a la recta final marcó la mitad del recorrido hasta llegar a la plaza del ayuntamiento, donde se celebró la tradicional bendición de San Antón con el reparto de rollos.

Ya por la tarde, las carreras de cintas en la avenida San Francisco dieron paso al toro embolao nocturno y la orquesta Pato. Las fiestas continuarán hoy con juegos populares y chocolatada.