Acompañar en la vida a una persona a través de los momentos que marcaron seguro que es el sueño de muchas corporaciones y empresas, pero para ello hay que tener unas características especiales que difícilmente pueden ofrecer muchas de ellas. Las que lo consiguen se imbrican en la sociedad que las conforma hasta el punto de que las líneas entre cliente y empresario de difuminan y lo que debería ser una mercantil al uso pasa a ser una institución al servicio del municipio y de su ciudadanía. El caso de José Peset Bautista, socio número 1 de la Caixa Rural de Vila-real, refleja cómo la entidad le ha acompañado en su matrimonio, en la compra de su primera vivienda, la llegada de sus hijos y nietos, en su trabajo en el campo y en casi todos los aspectos de su larga vida en Vila-real. Porque ese es el motivo principal de la entidad, acompañar a los ciudadanos de Vila-real durante su vida. En este caso, la de José Peset, un labrador que ha sido «muy feliz» cuidando de sus tierras y viendo cada año el fruto de su trabajo.

¿Cuándo se hizo socio de la entidad y su vinculación con la misma?

Como socio entré en la entidad el 5 de octubre de 1952. Ese año, en abril, había contraído matrimonio y con el fin de solicitar un préstamo para la compra de una vivienda, mi mujer y yo decidimos que el Sindicat como le llamábamos entonces, sería la entidad en la que depositar nuestros pequeños ahorros.

¿Por qué ha mantenido la fidelidad después de tantos años con la misma entidad?

Porque he confiado siempre en las personas que han dirigido a la Caixa Rural de Vila-real a lo largo de los años, si bien es cierto que en unos periodos más y en otros menos, ya que no siempre he estado de acuerdo con la gestión de sus directivos. Pero en líneas generales creo que en todos ellos prevaleció en todo momento el espíritu de los fundadores, hombres de profundas raíces vila-realenses, labradores y gente con espíritu emprendedor que al tiempo que crearon la entidad sentaban las bases del futuro y del desarrollo de nuestra ciudad.

En su día entré como socio avalado por Antonio Llorens Notari. Era joven y con una vida por delante por vivir llena de ilusiones para formar una familia. La Caixa Rural me permitió afrontar la primera inversión de mi vida, como te he dicho la compra de nuestra primera casa, gesto que siempre agradecí y que creó este vinculo especial de fidelidad con la entidad.

¿Cuál es su percepción de la entidad dentro de la sociedad de Vila-real?

Tengo ya muchos años y mi estado de salud no me permite ya saber de muchas cosas, pero lo que sí tengo claro es que la historia de nuestra ciudad no hubiese sido la misma sin la presencia y existencia de la Caixa Rural y su Cooperativa. La Caixa Rural siempre ha estado al lado del progreso económico, y sobre todo al lado de los labradores en los tiempos en que la economía de Vila-real era eminentemente agrícola.

¿Qué ha supuesto pues para usted la ayuda y la colaboración de la Caixa Rural?

Mi vida profesional ha sido muy larga, desde muy joven empecé a trabajar y siempre me he sentido labrador. Fui muy feliz cuidando de mis tierras y viendo cada año el fruto de mi trabajo y esfuerzo. Los labradores nunca hemos tenido años buenos, pero no por ello nos hemos rendido y hemos seguido invirtiendo en los árboles y en la tierra.

Durante más de cuarenta años trabajé también en el almacén de Benjamín Beltrán, durante las campañas no había horas de trabajo suficientes y la naranja se comercializaba con mucha calidad.

La Caixa Rural siempre ha estado al lado de personas como yo, gente humilde pero trabajadora. Gracias a su apoyo, en momentos precisos, hemos podido hacer frente a inversiones o a los imprevistos que nos han surgido.

¿Debe de ser un motivo de orgullo ser el socio más antiguo?

La verdad es que me quede muy sorprendido cuando me lo dijeron. Es un orgullo y una satisfacción, pero sobre todo un privilegio de la vida poder serlo. Tengo 93 años, de las Bodas de Plata de la entidad no me acuerdo, pero sí de las Bodas de Oro y de las de Diamante. Ser el socio más antiguo en este año del centenario de la entidad me hace sentirme muy orgulloso de formar parte de la historia de la Caixa Rural.

¿Cuál es la importancia de la entidad en su familia? ¿Hay más socios entre sus familiares?

Mira, voy a contarte una cosa. Hace años había ciertos ritos que cumplir cuando teníamos hijos. No te sorprenderá nada que te cuente que lo segundo que hacías, después de darles nombre, era apuntarles a Els Lluïsos si eran niños y en mi caso a la Purissimeres, cuando nació mi hija. Así lo hice con mis dos hijos y con mi hija. Y lo tercero era abrirles una libreta de ahorro en la Caixa Rural creo que aun están por casa les vidrioles que la entidad nos daba. Con los años mis hijos y nietos también han sido y son socios de la entidad.

¿Le gustaría comentar alguna anécdota?

Más que anécdotas tengo recuerdos de las personas que he conocido y que han formado parte de la entidad, sobre todo empleados. Me acuerdo de Conchita García, la única mujer durante años que trabajó en la oficina. Para mi uno de los detalles que siempre quiero resaltar es el trato personal que siempre me han dispensado. Para mi sigue siendo fundamental esa manera de atendernos cuando vamos a las oficinas y espero que ese trato humano perdure en el tiempo, aunque será difícil con los avances tecnológicos que hay hoy en día y que ya no alcanzo a comprender.

Sólo manifestar mi deseo de que la Caixa Rural siga siendo la entidad bancaria que nació por y para Vila-real y que sus dirigentes sigan creyendo en los hombres y mujeres que buscan en ella el apoyo financiero para hacer realidad sus ilusiones. Son tiempos difíciles y hay nuevos sistemas de gestión, pero el espíritu debe de prevalecer por encima de todo. Hay que seguir apoyando a las personas, apostar por el futuro y seguir desarrollando la función social que siempre ha llevado a cabo la entidad.