Aunque a trompicones, ya me manejo en Netflix casi como mis sobrinas. Huelga decir que con preferencias y horarios distintos en el abuso del canal de pago. Yo me he enganchado a House of Cards y, en apenas tres semanas, ya voy por la mitad de la tercera temporada. Con sus repetidos mensajes mirando al espectador, su protagonista, Francis Underwood, conquista la presidencia de Estados Unidos y a los seguidores de la serie. Empatiza hasta el extremo de que se le perdona que por el camino lleve ya dos muertos, y dejado un sinfín de daños irreversibles entre sus adversarios. Es el Jotaerre de nuestros días, el malo que te cae bien. En una de sus maquiavélicas sentencias, a través de la genial interpretación de Kevin Spacey, nos advierte que la política es el arte de convivir en la contradicción permanente.

Política es, pues, lo que está haciendo el Partido Popular con el convenio de cesión del estadio Castalia. Capaz de criticar al actual gobierno municipal por aplicar el articulado que en su día ellos impusieron. Tan es así que el informe del Patronato Municipal de Deportes, recuerda que con fecha 24 de diciembre de 2014 -siendo alcalde Alfonso Bataller y concejal de deportes Vicent Sales- se tuvo que abonar 65.403,86 euros para la renovación y mantenimiento del césped que no había atendido el club según convenio, por lo que se descartaba cualquier nueva subvención nominativa. Lo contrario de lo que ahora exigen desde la oposición, más dinero al club.

A finales de mayo de 2015, tras las elecciones y con un nuevo equipo de gobierno municipal, se comunicó al entonces presidente, David Cruz, que no se pagarían ninguna de las facturas de mantenimiento presentadas por no ajustarse a convenio, a pesar de lo que se abonaron 29.902,49 euros en concepto de limpieza, reparaciones del videomarcador, focos y otras mejoras hasta junio de 2016. Amén de repetidas actuaciones de las brigadas municipales y personal del Patronato en aseos, cambio de descargas, bajantes, goteras, grifos nuevos y fugas de agua, que no se pueden contabilizar.

Desde entonces, con el convenio extinguido y pese al ¿cambio? en el accionariado, se ha repetido tanto el incumplimiento del club como esos parcheados por parte del ayuntamiento. Pero sobre todo se ha instaurado la infidelidad de quienes antes callaban, y hasta compartían viajes y complicidades con Cruz, y ahora esperan sacar rédito del frentismo cultivado.

Esa puta política es la que ha llevado al camino del desentendimiento por parte de Vicente Montesinos, sin duda respaldada por el presunto dueño José Miguel Garrido, en un desesperado intento de presentar a la alcaldesa como una enemiga, en vez de buscar el trato que mejor convenga al club y a la ciudad, y no a los eventuales responsables de una sociedad anónima o de un ayuntamiento.

Por eso ya ni sorprende -ni convence- el anuncio del presidente edecán de que se han gastado 250.000 euros en el mantenimiento de Castalia, cuando es lo que corresponde por contrato, y obvia arteramente que el ayuntamiento también ha abonado sendos pagos de 37.000 euros en luz, otros tantos en gas y que, por ser instalación municipal, se beneficia con la gratuidad del agua. Quedan por contabilizar las mejoras de este año.

Los datos son públicos, no como los derivados de la junta general de accionistas. Información pura y dura. La opinión la dejo para los trolls, algunos tan tontos que lo hacen hasta gratis, mientras sus cobardes jefecillos se llevan la pasta gansa en diversos cargos.

Las medias verdades son la peor de las mentiras y llevan a preguntarse cuál es el objeto de tanta manipulación. Hacer política, diría Underwood golpeando la mesa con su anillo. Pero no creo que esa sea la mejor estrategia para conseguir la subvención municipal a una nueva ciudad deportiva que hoy más parece el escenario del negocio de la Fundación y el modo de patrimonializar la SAD para su inminente venta.