Cuenta atrás para la desaparición total del edificio del Termalismo de Benicàssim. Después de la declaración de ruina tras 26 años en desuso, y la aprobación por Junta de Gobierno Local, ayer por la mañana comenzaron las obras que harán desaparecer el tan característico 'skyline' de Benicàssim. La decisión de demolición fue tomada de forma consensuada entre los propietarios del edificio (las familias Farnós, Carpi y Forner) sobre todo por temas de seguridad.

«Siento tristeza porque es un edificio que tuvo una gran importancia en el que se hizo talasoterapia», comentaba ayer Joaquín Farnós, quien incidió en que el cierre del Termalismo «fue una decisión política».

Junto a Joaquín Farnós y dos de sus hijos, la alcaldesa de Benicàssim, Susana Marqués, y el concejal de Urbanismo, Carlos Díaz, visitaron la demolición a pie de obra para conocer cómo se va ejecutar el derribo que se prolongará durante dos meses y medio. Es el plazo fijado, tal y como explicó desde la dirección de la obra, David Gil, de la empresa Arys.

Gil detalló los trabajos a realizar y comentó el cuidado que hay que tener a la hora de demoler el edificio por las viviendas cercanas y la carretera. «Como tenemos la carretera es un derribo un poco más peligroso porque el edificio está casi colindante con el muro de perímetro de parcela». Por ese motivo se va a dejar una parte del edificio, la más cercana a viviendas, para el final «y en ese lado nos dejaremos una o dos alturas más para que todo lo que vayamos demoliendo, si se cae alguna cosa, que sea en el propio edificio y las fachadas nos haga de muro.» A medida que los trabajos vayan avanzando, cuando la máquina esté posicionada, que en un principio ha empezado junto al edificio pero luego irá por encima del mismo, los trabajos ya se dirigirán hacia el interior del edificio y, finalmente, «se dejará la parcela toda limpia», añadió Gil.

En cuanto a la forma de trabajo, la máquina lleva una pinza que va «mordiendo» en la posición en la que se encuentra y va haciendo piezas más pequeñas «y la semana que viene ya llegará otra máquina y unos camiones grandes que se llaman bañeras y las iremos cargando».

Coordinación con los vecinos

En cuanto a los problemas que pudieran tener los vecinos, la subida y bajada de camiones «está coordinada con los vecinos», añadieron desde la dirección de obra. Así. «Solo hay problema con las dos villas más cercanas al Termalismo y esas familias tienen nuestros teléfonos y cuando algún residente tiene que subir o bajar, se paran las máquinas para que no pase nada, limpiamos por si hubiera algún cascote, y luego continuamos».

Una vez ejecutado el derribo, los propietarios y el Ayuntamiento de Benicàssim hablarán de los usos que se podrá destinar este espacio. Desde 1992, la calificación del suelo es de uso asistencial sanitario pero hace años ya se dijo que el ayuntamiento estaría dispuesto a cambiar el uso del suelo por un tema residencial terciario. Por parte de los propietarios, que son los que asumen el gasto del derribo, añadieron que el fin de este espacio será el más beneficioso «para todos».