El pleno municipal de Castelló dio ayer para mucha demagogia, broncas, ataques gratuitos a costa de la corrupción, «zascas» y «milongas», pero también sirvió para propuestas -pocas- relacionadas con el propio desarrollo de la ciudad. Una de ellas se refiere a la modificación del régimen de suspensión del otorgamiento de licencias derivado de la exposición al pública, el pasado verano, del Plan de Ordenación Pormenorizada (POP) del futuro Plan General, algo que permitirá reactivar algunos proyectos urbanísticos para que la actividad inmobiliaria no que de totalmente bloqueada.
El concejal de Ordenación del Territorio, Rafa Simó, explicó que, como pasa en cualquier proceso de aprobación de un nuevo Plan General,hay un momento en el que se deben suspender licencias para impedir que el plan en vigor -en este caso las normas transitorias- y el Plan General que tiene que sustituirlo propongan aspectos distintos en temas esenciales que los hagan incompatibles.
En este caso, al analizarse algunas de las propuestas presentadas en el ayuntamiento, gran parte de ellas en el entorno de Sensal, se ha considerado por los técnicos que no hay incompatibilidad alguna, sobre todo porque no altera las condiciones de alturas y edificabilidad que va a recoger el nuevo Plan. Por eso, se ha optado por flexibilizar esta concesión de licencias, que supondrá de momento reactivar seis proyectos para la construcción de unas 280 viviendas. «Estamos hablando de temas que no desvirtuarán las nuevas ordenanzas, como son la distancia entre lindes, porque ni alteran aprovechamiento ni edificabilidad, entre otras», señaló en el pleno Rafa Simó.
Desde el PP, el concejal Carlos Feliu recordó que esta modificación de la suspensión de licencias -que contó con el apoyo de todos los partidos menos de Ciudadanos- era una petición, no ya del Partido Popular, «sino de los propios empresarios del sector de la construcción». El PP lamentó, además, que este flexibilización solo se centre «en Sensal» y no en el núcleo urbano, donde sí que parecen existir, en cualquier caso, conflictos de compatibilidad entre las actuales normas subsidiarias y el nuevo Plan General, que por cierto sigue pendiente de que se lleven al pleno la contestación a las cerca de 1.000 alegaciones que se ha presentado, tanto al Plan General Estructural como al Plan de Ordenación Pormenorizada. Sobre este aspecto, Rafa Simó se limitó a decir que las negociaciones entre los tres partidos del Pacte del Grau para desbloquearlo «van por buen camino».
Por otro lado, uno de los temas de fricción ayer entre PP y equipo de gobierno volvió a ser el de los nuevos planes acústicos que limitan horarios y terrazas en las plazas Tetuán y Muralla Liberal, que ya llevan semanas en vigor. El pleno, con los votos a favor de PSPV, Compromís y Castelló en Moviment, la abstención de Ciudadanos y la oposición del PP, ratificó la personación del ayuntamiento en el recurso contencioso administrativo que ha presentado la empresa Castalia Alimentación y Restauración SL, que es la que gestiona el restaurante 'Como Antes' de la plaza Tetuán.
Salomé Pradas, edil del PP, insistió ayer en acusar al gobierno local de ser coercitivo y no ser capaz de compatibilizar ocio y descanso vecinal. A su juicio, el obligar a cerrar antes las terrazas de los locales de ambas plazas «es un zasca a los hosteleros y al empleo», por lo que imputó al ayuntamiento «que se cargue el ocio como foco turístico».
La contestación la recibió por parte del edil socialista Rafa Simó, quien reconoció que quizás no sean medidas populares, pero que son las que hay que aplicar en cumplimiento de las ordenanzas «y por responsabilidad». Además, le relató a Salomé Pradas toda una serie de actuaciones que aprobó el PP cuando gobernó, como los planes acústicos de Lagasca, tasca y tenerías, «la misma medida que ahora critican».
También intervino en el debate Xavi del Señor, portavoz de Castelló en Moviment, quien acusó al PP de vaciar el centro de la ciudad de ocio al dar en su día licencias para construir grandes centros comerciales en el extrarradio «como Estepark». Recalcó además que «esta claro que necesitamos ocio, pero hay que recordar que las plazas son públicas, en las que prohibimos a nuestros hijos jugar a la pelota, y en las que se fomenta que sean un espacio para negocios privados con sus terrazas, mesas y sillas que lo llenan todo».
