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Meteorología

La niebla que llegó del mar

La estabilidad anticiclónica, las frías aguas del mar en febrero y el aire húmedo impulsan un banco de niebla «de advección» desde el Mediterráneo a la costa que se dejó ver en la capital de la Plana

La niebla que llegó del mar

La meteorología viene acompañada en invierno por curiosos fenómenos como el que ayer se pudo contemplar en numerosas localidades del litoral de la provincia. El día amaneció despejado y soleado, pero a primera hora de la tarde muchos castellonenses pudieron contemplar cómo, desde el mar, entró una densa niebla que sorprendió a los ciudadanos. Como explica a Levante de Castelló José Ángel Núñez, jefe de Climatología de la delegación territorial en la Comunitat Valenciana de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), las de ayer «son nieblas de advección que tienen un origen marítimo y penetran en tierra afectando al litoral pocos kilómetros, a veces incluso menos», como fue el caso de ayer.

Las nieblas de origen marítimo son las más frecuentes en nuestro litoral y se suelen formar en invierno o al principio de la primavera, siendo febrero el mes más propicios. «Son espectaculares», resalta Núñez. Ya el término advección da idea de movimiento. Como recuerda el experto de la Aemet, la RAE lo define como la acción y efecto de llevar o arrastrar, es decir, «hay un movimiento del banco de niebla de mar a tierra que a veces, cuando son muy densas, parecen una cascada».

Para que se produzcan estas nieblas, no obstante, se necesitan varios ingredientes: el primero, «la estabilidad y el anticiclón, que están presentes estos días»; el segundo, un mar frío -ayer estaba a 14ºC y, «precisamente por eso se forman en estas fechas, porque es ahora cuando el mar está en los mínimos anuales de temperatura»; y el tercero, «una masa de aire húmedo deslizándose lentamente sobre el mar». Así, como explica Núñez, «la baja temperatura del mar hace que la masa de aire húmeda disminuya su temperatura y aumente su humedad relativa, dando lugar a la condensación del vapor de agua del aire que es el que forma la niebla».

Al contrario que las nieblas de radiación nocturna que se forman en altiplanos y fondos de valle del interior y se disipan con el calentamiento diurno, las nieblas de radiación nocturna no obedecen a un claro ciclo día-noche, es decir, «en el mar a veces permanecen días y días, aunque sobre tierra, en estas fechas son más irregulares, penetrando y disipándose siguiendo el movimiento de la niebla en el mar», comenta Núñez.

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