El UBE L'Illa-Grau cayó en las semifinales de la Copa del Rey, las primeras que el club disputaba en su historia, pero lo hizo dando la cara ante el todopoderoso Unicaja Almería. El equipo que dirige Enric Bescós jugó de tú a tú a los andaluces hasta que el físico les empezó a pasar factura, cediendo el dominio a su rival.Los castellonenses tuvieron grandes momentos de juego, pusieron en apuros a los almerienses y, sobre todo, disfrutaron de la experiencia.

Los dos primeros sets fueron de lo más igualado. Los graueros saltaron a la cancha sin ningún tipo de presión, circunstancia que les permitió jugar si nervios y bastante cómodos. El UBE L'Illa-Grau tenía poco que perder y mucho que ganar porque el llegar a las semifinales ya era un hito para el club, por eso comenzó resolviendo bien las jugadas de ataque de los andaluces y bastante acertados en sus remates. Hubo máxima igualdad hasta el 21-21 ya que a partir de ahí Unicaja Almería tiró de veteranía para resolver el primer set a su favor (25-22).

Lejos de bajar los brazos, los de Enric Bescós fueron a más en el segundo set. Salieron confiados en su juego y convencidos de que podían ganar algún set. Y no defraudaron. El juego fue similar al del primer set, solo que en esta ocasión cogieron ventaja a favor precisamente tras ese 21-21 y acabaron estableciendo el 1-1 con un parcial de (23-25).

El esfuerzo realizado en el segundo set pasó factura a los castellonenses en el tercero. El técnico catalán les repetía constantemente a sus jugadores que disfrutaran y les daba ánimos desde el banquillo. Solo que este era más corto que el de Unicaja Almería y en muchos momentos se intentaba, pero el cuerpo empezaba a fallar y los errores se sucedían. Este pequeño bajón favoreció a los almerienses, quienes se crecieron ante la debilidad de su rival y se volvieron a poner por delante con un parcial de 25-19 para el 2-1.

En el que sería el cuarto y último cuarto, los castellonenses intentaron aguantar, pero los almerienses estaban mucho más frescos y supieron cómo no dejarse sorprender por un equipo que acabó cediendo por 3-1.