El Real Madrid golpeó con eficacia, apagó al Atlético de Madrid y conquistó el derbi del Wanda Metropolitano para creer en la Liga, ahora en el segundo puesto como el principal perseguidor y alternativa al liderato del Barcelona, después de un duelo con más tensión, polémica y VAR que fútbol y oportunidades. A cinco puntos, pendiente del resultado dominical del equipo azulgrana contra el Athletic en San Mamés, el conjunto blanco renace en una competición que parecía perdida no hace mucho, de la que se descarta poco a poco el Atlético, ahora tercero y este sábado doblegado por su eterno rival, más contundente en los detalles.

Duelo mucho más pasional que futbolístico, que penalizó cada error cometido en el primer tiempo. No hubo juego, hubo fallos... Y hubo goles. Casi siempre sin intuirlo. Sin continuidad ofensiva, más allá de las apariciones a toda velocidad y agilidad de Vinicius o entre líneas de Karim Benzema, en un lado, o Antoine Griezmann, en otro, nadie esperaba el 0-1 del Real Madrid. Un saque de esquina hacia Sergio Ramos sobre el que se abalanzaron hasta tres rivales rojiblancos para impedir su remate, sin atender a que el rechace también cuenta. Y ahí, sin nadie a su lado, desatendida su marca por Thomas, tenía todo el espacio del mundo Casemiro para conectar de media chilena el 0-1 en el marcador.

Tampoco se avistaba el 1-1 nueve minutos después del Atlético, golpeado por el gol, pero reanimado por una carrera hacia atrás de Vinicius que, entre el contacto -el brasileño reclamó falta- y la posición de Sergio Ramos, permitió a Correa lanzar un pase casi tan decisivo a Griezmann como la definición del francés, que sorteó con sutileza por debajo de las piernas la salida de Courtois (1-1). El gol, invalidado al principio por fuera de juego, lo confirmó el VAR. Ni nadie intuía, a la vez, el desenlace del primer tiempo, cerrado con 1-2 a favor del Real Madrid. El mérito fue de Vinicius; la imprudencia de Giménez. Inabordable entonces el brasileño para él, el uruguayo lo derribó cuando ya lo había desbordado, pero cuando estaba tan escorado que había perdido perspectiva del gol. El árbitro pitó penalti, el VAR lo ratificó y Sergio Ramos lo transformó en el 1-2.

En la segunda mitad, Morata apareció para empatar, pero el VAR anuló el tanto por fuera de juego. Alivio para el Real Madrid que, con Bale sobre el campo, arovechó la enésima pérdida del Atlético para marcar el tercero. A pase de Modric, el galés cruzaba ante Oblak para certificar el triunfo madridista.