No fue un partido brillante, ni tampoco se esperaba un cambio radical en el equipo. Pero el Villarreal CF logró la victoria en la ida de los dieciseisavos de final de la Liga Europa contra el Sporting de Portugal a domicilio y recuperó por unos instantes la sonrisa. Javi Calleja se mantuvo fiel a sus creencias y su estilo de juego, y al submarino le bastó el tempranero gol de Alfonso Pedraza para coger ventaja en la eliminatoria europea y afrontar con un poco más de optimismo el encuentro del domingo contra el Sevilla FC en el Estadio de la Cerámica.
Primera jugada y primer gol para el cuadro villarrealense. Apenas habían transcurrido tres minutos de juego cuando, tras un internada de Chukwueze por la banda derecha, el nigeriano habilitó un buen balón a Pedraza para que este, en carrera y desde atrás, sorprendiera al meta Romain Salin.
Este prematuro gol, bastante inesperado para ambos, hizo tambalear los esquemas de los portugueses y sirvió para que el Villarreal se hiciera con el dominio del esférico. Los amarillos intentaban encadenar dos o tres pases para plantarse en la frontal de la portería portuguesa aunque no lo hacían con excesivo peligro. Solo el atrevimiento del mismo Chukwueze y algún control fallido de Fornals parecían dar mayor empaque al submarino respecto a los portugueses, quienes en el primer tiempo cometieron numerosas imprecisiones que les llevaron a perder el balón constantemente y estar a merced de los visitantes.
Un lanzamiento de Bruno Fernandes que se marchó rozando el palo y otro de Cabral a las manos de Andrés fueron el bagaje de los portugueses en el primer tiempo, unos futbolistas a los que sorprendentemente sus propios aficionados pitaban al no gustarles lo que estaban viendo sobre el terreno de juego.
El Villarreal, por su parte, se encomendó a la picardía de Chukwueze en busca de un segundo tanto que encarrilara el encuentro y que a punto estuvo de llegar al filo del descanso de no ser porque el joven futbolista del Villarreal se plantó ante la portería lusa y fue frenado por dos defensas locales.
Pero, más allá de eso, se podría decir que en el primer tiempo no pasó nada más significativo que el gol amarillo, la lesión de Bruno Gaspar y unos últimos minutos en los que el Sporting buscó el empate pero sin fortuna. El segundo tiempo arrancó sin cambios en ambas escuadras y con sendas ocasiones de Bacca y Fornals, esta última siendo desbaratada por el meta Salin con los puños. El Villarreal mantenía el dominio del esférico y era el que marcaba el tempo del partido, mientras el Sporting intentaba hacer algo que se asemejara al fútbol, pero constantemente perdía el balón y recibía una sonora pitada por parte de su hinchada.
Trigueros desperdició una falta cerca del área instantes después que podía haber puesto en más aprietos a los portugueses y la réplica del Sporting no se hizo esperar. Un lanzamiento de Cabral en el minuto 58 fue atajado por Andrés y salvado el córner posterior sin excesivos problemas, pero sí daba la sensación de que los locales estaban más entonados que en el primer tiempo.
Tanto es así, que Bas Dost dispuso de la ocasión más clara de todo el encuentro y a Andrés le tocó echar mano de sus reflejos para mandar el balón a córner con los puños y con más aprietos de lo previsto. Apenas unos minutos después, un remate de Bruno Fernandes desde dentro del área chocaba con el palo izquierdo de la portería cuando medio estadio cantaba el gol que habría supuesto el empate.
Estaban siendo los peores momentos del Villarreal, los de mayor sufrimiento para los de Calleja y el técnico madrileño quiso calmar a los suyos con los cambios, dando entrada a Cáseres, Raba e Iborra por Trigueros, Chukwueze y Fornals.
Esas variaciones, unidas a la expulsión de Acuña por doble amarilla cuando restaban diez minutos para el final, permitió recuperarse al submarino en los compases finales y tener de nuevo alguna aproximación al área rival por mediación de Pedraza, al tiempo que el equipo supo frenar los últimos intentos del Sporting sin excesivos problemas.
