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"Nacido" y los caídos

Ahora que Castelló Negre ha distinguido a la escritora Alicia Giménez Bartlett en el décimo aniversario del festival, es bueno recordar el motivo que la trajo en una ocasión anterior. Fue en el año 2011, después de haber ganado el Premio Nadal con la novela Donde nadie te encuentre.

En aquel momento, la escritora expuso en Forum Babel las peripecias del maqui Florencio el Teresot, sin olvidarse de rendir un homenaje a José Calvo, el investigador de Vinaròs que firmó el libro La Pastora, del monte al mito. Ella reconoció haberse inspirado en esta en obra a la que hoy nosotros, desde esta sección, también rendimos tributo.

El suceso al que nos referiremos aquí conmocionó sobremanera a la sociedad castellonense de la posguerra y no era para menos: los guerrilleros de la Agrupación de Levante habían acabado con la vida del comandante de la Guardia Civil José Hernández de los Ríos.

Por la otra parte, también cayeron: Deseado, el maqui que se inmoló en aquella acción explosionando una granada de mano en el momento anterior a ser detenido, y los compañeros Alberto, Paco, Sánchez, Valero y Olivier, víctimas todos del fatal encuentro con la fuerza pública o «al tratar de huir», según la versión oficial, que ahora ha quedado ampliamente desmentida.

Otro maquisard, apodado Nacido, logró escapar herido de aquella escaramuza mortal. Más allá de los reproches hacia él, por parte de los que fueron sacrificados, su acto no carece de valor. El hombre remontó al río de les Coves y el barranco seco de la Valltorta, en la mitad de la noche hasta llegar a Tírig. Allí visitó a un viejo conocido y le conminó a que lo condujera hasta el médico de la localidad. El doctor Federico Poveda era un republicano que tras la contienda había sido confinado en aquel pueblo del Maestrazgo.

De este modo, la presencia nocturna del guerrillero malherido en su domicilio le planteaba un dilema de difícil solución: el juramento hipocrático le obligaba a asistirlo, pero las autoridades de la dictadura le impedían ejercer cualquier tipo de «ayuda a la rebelión». Sí, lo curó, pero, al día siguiente, bajó a Castelló para comunicar lo sucedido. Nacido renació en la montaña; don Federico no regresó a Tírig y, tras años, recibió una carta de Francia como reconocimiento de deuda.

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