El Castellón es a día de hoy lo que evidenció ayer en Castalia. Lo que evidenció ayer en Castalia es lo que dicta la clasificación. Y la clasificación no puede ser más cruda. El Castellón es un equipo que solo ha ganado 3 de los 25 partidos de Liga. Un equipo incapaz de someter y ganar al Teruel, el menos goleador del grupo, pese a ponerse en ventaja en el primer tiempo. El Castellón es un equipo en graves apuros, que ayer entró de repente, por un pase mal dado, en un exagerado estado de pánico. La consecuencia del miedo fue un empate que enciende todas las alarmas. El 1-1 deja al Castellón a cinco puntos de la permanencia.

Castalia acogió el duelo entre Castellón y Teruel, dos equipos con intenciones similares y problemas parecidos. De entrada, los dos equipos se aplicaron en no rifar un balón. En la paradoja, esa fue la mejor vía de ataque para el rival. Por momentos era mejor no tener el balón que tenerlo. Las ocasiones más claras del primer tiempo nacieron de fallos sencillos en la entrega. Así ocurrió para el Teruel, en un par de enredos del central Regalón, sin consecuencias para el portero Álvaro. Y así ocurrió para el Castellón, que amagó primero y golpeó después con puntual acierto.

Amagó Jairo Cárcaba en el minuto 15. Rubén Ramos recogió una pifia del meta Valera y plantó a Jairo frente al gol. El delantero se trastabilló solo en la carrera y desperdició un mano a mano muy claro. Amagó también Julio Delgado en el minuto 23. La misma historia: robo alto del Castellón tras fallo cándido en la salida del Teruel. César Díaz habilitó a Julio Delgado, y el tiro cruzado y raso de este lo desvió Valera a córner apurado. Tras los amagos llegó el golpe. Otro error del Teruel a la hora de salir, en campo propio, generó la opción de centro de Muguruza. En área pequeña irrumpió Jairo en plan caimán, batiendo a Valera a quemarropa.

Era el minuto 32 y, hasta el descanso, con el 1-0 el partido transcurrió por una senda similar. Otro error de Regalón propició una oportunidad mal resuelta por Dieste, que tiró sin complicar a Álvaro, flojo y a las manos. El Teruel le puso voluntad en ese tramo, pero sin mordiente alguna. No en vano, en Castalia se cruzaban los dos equipos menos goleadores del grupo.

Reanudación

El segundo tiempo arrancó bajo mínimos hasta que Regalón falló un pase que interceptó Becerra. El atacante del Teruel se enredó el sol y se entretuvo en exceso al entrar al área, y Muguruza llegó desde atrás a tiempo para evitar el disparo. Era el minuto 57 y la acción desató un tembleque colectivo del que ya nadie se repuso. Ni el Castellón ni la afición ni el partido. El equipo de Cano se dejó abrazar por un temor insano. Sin salida ni salvavidas, se metió atrás y cedió pelota y campo. Y al Teruel le costó, pero aceptó el regalo.

El Teruel tuvo diez minutos de ataque de balonmano. Dominaba, ganaba las segundas jugadas, mareaba la bola y cada ataque quedaba en nada. El Teruel no chutaba. Lo más parecido fue un centro chut de Peñaloza que exigió a Álvaro. En uno de esos merodeos en la frontal del área, a De la Mata se le ocurrió chutar y un compañero le echó la bronca.

Cano intentó remediar la asfixia moviendo el banquillo. Cambió cromos en la banda (Óscar por Julio) y en el medio (Castells por Gálvez). El movimiento pareció insuflar aire al Castellón, pero la pieza decisiva salió del banquillo del Teruel. Ortí recogió en el minuto 72 una maniobra con ruleta de Peláez y combó a gol, desde la media luna, el disparo esquinado.

El Castellón replicó un poco de aquella manera. Se lesionó Castells y juntó arriba a Cubillas con Jairo. Lo intentó con desorden y ansiedad. Malos argumentos para un equipo desesperado.