Los empates son empates, un punto, pero se motean a menudo de matices. No es lo mismo que te empaten en la última jugada, cuando piensas que la victoria es tuya, que empatar tú y rascar un premio de última hora, cuando ya visualizas con hastío y pereza el pesado viaje de vuelta. Eso le pasó ayer al Castellón en Cornellà, donde arañó in extremis un empate que no le saca del pozo, pero mantiene la esperanza viva. Muguruza marcó de penalti en el minuto 93 el 2-2 que fue definitivo y deja a los albinegros penúltimos, a cuatro puntos de los puestos de permanencia. Dos veces se adelantó el Cornellà, dos veces se negó a rendirse el Castellón, y la segunda igual vale, aunque fuera un poco de aquella manera.

Casi todo pasó en el segundo tiempo. El primero se rebozó en el aburrimiento. Como ocurre a menudo a domicilio, el campo condicionó los planes iniciales del Castellón, que se adaptó a las dimensiones y la superficie. El césped artificial y el terreno reducido invitaban al abuso del juego aéreo. Así fue, y por momentos no hubo en Cornellà más argumento que la pelota parada.

El primer acto se movió en una balanza. Al primer córner del Castellón respondió con el primer córner del Cornellà. El equipo local colgó al área la primera falta en campo contrario. El equipo visitante colgó al área la primera falta en campo contrario. El Cornellà no dudó en meter en el área cualquier saque de banda más o menos cercano. El Castellón no dudó en meter en el área cualquier saque de banda. Los dos equipos empataban en intenciones, y también en réditos sobre el juego.

Durante ese primer tiempo escasearon las ocasiones. El bullicioso Esteve tuvo la mejor del Cornellà, en el minuto 38, pero remató de cabeza a las manos de Álvaro, pese a la posición franca. Replicó también en eso el Castellón, que estaba viviendo de las carreras de César Díaz, agitador de avisperos en torno a la referencia de Cubillas, y los centros de Muguruza. A la función se unió Caballero en el minuto 43: irrumpió en el área desde segunda línea, pero el centro de Muguruza se le quedó un poco atrás. El cabezazo en escorzo de Caballero no encontró portería.

El segundo acto

El Castellón dio un paso adelante en el inicio del segundo tiempo. Pareció descubrir que se podía jugar, no mucho pero algo. Cuando bajó el balón y trenzó un puñado de pases hizo daño. Jamelli y Caballero filtraron dos pases que César y Cubillas no convirtieron en ocasiones por ajustados fueras de juego. El propio Cubillas generó al poco otra casi ocasión, con una dejada que no supo aprovechar Jamelli.

El Castellón acechaba la presa, pero como suele, durante el buen tramo apenas exigió al portero. En el minuto 65 el encuentro dio un vuelco. Estaba la jugada para la apertura a Muguruza, que subía como un avión, pero Satrústegui se enredó, se entretuvo y perdió la pelota en el medio. La contra del Cornellà cogió a contrapié a toda la zaga. Álvaro Campos salvó el primer remate de Eloy, pero no pudo con el segundo de Carlos Esteve, que cazó con instinto el rechace.

Pudo ser peor para los de Cano, porque al minuto siguiente Delgado pifió un pase que dejó a Eloy de cara a la portería, y no fue gol porque llegó Regalón para rectificar con todo.

Pese al golpe del gol y el susto del casi gol, el 1-0 del minuto 65 espoleó al Castellón, que contestó con cuajo. Cano sentó a Ramos y dio bola a Julio Delgado, buscando una verticalidad que encontró, como casi siempre, en el molinillo corajudo de Muguruza. El centro del lateral lo cabeceó abajo, a la red, César Díaz, para empatar en el 73. El 1-1 abría un nuevo escenario, pero duró poco la alegría visitante. El Cornellà castigó una desatención extraña: Leo Ramírez tuvo tiempo para controlar, acomodarse y soltar el latigazo zurdo desde la frontal, y volver a batir a Álvaro.

El 2-1 sí dejó tocado al Castellón, que halló el salvavidas del principio donde lo había dejado. Fue a pelota parada, en el tiempo de descuento. Una falta lejanísima colgada al área. Un salto embarullado. Un brazo que se escapa y Gálvez por el suelo. Penalti y Muguruza no falla. Un 2-2 que no tapa las carencias, el 16.º empate en 26 jornadas, pero evita un mayor drama.