El Villarreal CF llega a Rusia con la intención de sacar un resultado positivo de la ida de los octavos de final de la Liga Europa contra el Zenit de San Petersburgo. El cuadro villarrealense aspira a superar esta ronda ofreciendo una buena imagen pero, más allá de la batalla que se dé en el césped del San Petersburgo Arena, los amarillos deberán sobreponerse a la fuerte presión de la hinchada local.
La afición petersburguesa es una de las más controvertidas de Rusia. Sus fans más radicales son de los más señalados a nivel internacional por los numeros altercados violentos que protagonizan allá por donde van. De hecho, en 2017 hubo cinco detenidos en Anoeta en una pelea con hinchas de la Real Sociedad con motivo de la fase de grupos de la Liga Europa, además de un ertzaintza herido. Y, en 2006, la previa de un Sevilla-Zenit acabó con catorce aficionados rusos detenidos y otros tantos policías nacionales con heridas de distinta consideración.
Pero, jugando como local, es cuando más sacan a relucir su identidad, con un discurso racista y homófobo por parte de una gran parte de sus aficionados. Estos, bajo el nombre de Landskrona ( Fortaleza en sueco), incluso llegaron a pedir al club que se prohibiera vestir la camiseta de su equipo a negros y homosexuales, algo que el propio club se encargó de desacreditar ante la UEFA.
Medidas xenófobas
El historial de medidas controvertidas es mucho más largo y entre sus distintos capítulos destaca el de 2008 contra el Olympique de Marsella, cuando los radicales locales se presentaron en la grada disfrazados como miembros del Ku Klux Klan y lanzaron plátanos a los jugadores negros del equipo francés.
Roberto Carlos, exfutbolista del Real Madrid, también fue víctima de los radicales del Zenit, al que ofrecieron otro plátano cuando vestía la camiseta del Anzhi en marzo de 2011. Al igual que el portero del Dinamo de Moscú, Antón Shunin, al que un hincha lanzó un petardo en pleno partido de liga en noviembre de 2012. El guardameta fue trasladado al hospital por quemaduras en un ojo y se suspendió el partido. La policía arrestó a decenas de aficionados por los enfrentamientos entre grupos de ambos equipos antes del encuentro.
Los más radicales del Zenit no dejan de animar a los suyos del primer al último minuto de los partidos, pero fuera del estadio se transforman. Las peleas entre hooligans se repiten con frecuencia ya que parte de los seguidores quedan en parques cercanos al estadio directamente para pegarse. Unas peleas en las que no valen las armas y solo los puños, según explican distintos medios locales de Rusia.
En la eliminatoria previa a la que disputa este jueves el Villarreal en San Petersburgo, disputada ante el l Fenerbahce, la afición del Zenit dio la vuelta al mundo por el recibimiento que realizó al autobús que llevaba a los jugadores al estadio: centenares de hinchas ofrecieron todo un espectáculo pirotécnico a los jugadores ya que, a medida que el vehículo iba avanzando, una senda de bengalas lo precedía en un gran pasillo de humo y fuego, entre la nieve que quedaba en las aceras.
