Con la campaña citrícola 2018/2019 al 60 % de la recolección y los precios en origen hundidos, la única medida planteada hasta la fecha por las administraciones públicas para apoyar a los productores -la retirada de producción en fresco para fabricar zumos- se ha revelado como un auténtico fracaso. Los últimos datos facilitados por el Ministerio de Agricultura, en vísperas de concluir el período de solicitud -que finaliza el próximo 31 de marzo- indican que sólo un 39 % del volumen de toneladas previstas para acceder a esas ayudas (unos 12,5 millones de euros, que cubrirían unas 50.000 tn) han sido solicitadas hasta el 3 de marzo.
De esa cantidad, el 42% lo ha demandado Andalucía, frente al 37% de la Comunitat Valenciana. Es decir, poco más de 4 millones de euros y unas 20.000 toneladas en total. Por eso, la Unió de Llauradors ha sido muy crítica desde el primer momento y sostiene que el sector no se puede conformar con esta única medida para compensar unas pérdidas que sólo en la Comunitat Valenciana son superiores a los 240 millones de euros para sus productores. En este sentido considera que dicha iniciativa pública es «totalmente insuficiente», y no sirve porque «se ha aprobado tarde ni ha llegado de forma directa a los agricultores,», explica la organización liderada por Carles Peris.
Organizaciones de productores
La retirada extraordinaria de 50.000 toneladas arrancó a finales de 2018, bien entrada la campaña naranjera, como una alternativa a los destinos al mercado en fresco. Con todo, sólo pueden optar a esos fondos procedentes de programas operativos de la Unión Europea las llamadas Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas (OPFH), incluidas las cooperativas. En condiciones normales -es decir, sin escenarios de crisis- esos incentivos para la retirada de fruta del mercado en fresco pueden elevarse hasta el 5% del volumen total de suministros a la industria de zumos. Se trata de una opción a disposición de las OPFH.
Según fuentes de Cooperativas Agro-alimentàries, si se usan las ayudas de esos programas operativos de la UE para elaborar zumos no se pueden emplear en inversiones ya programadas como planes de modernización o nuevas tecnologías, entre otras partidas. Por eso, muchas organizaciones de productores, tras aprobarse esas ayudas extraordinarias de 12,5 millones de euros, consideran que llegan tarde, la campaña está avanzada y gran parte de sus socios productores han optado por no solicitarlas para poder dedicar esos recursos a otros planes.
La consellera de Agricultura ya trasladó a finales de 2018 al Ejecutivo central su preocupación por el mal inicio de la campaña de cítricos y exigió la adoptación de medidas puntuales. En medio del retraso de la temporada por la falta de maduración, intensas lluvias de noviembre y progresiva invasión de importaciones procedentes de terceros países como Sudáfrica, Egipto y Turquía, organizaciones del sector como AVA-Asaja reclamaron retirar 200.000 toneladas de cítricos del mercado en fresco para revitalizar la campaña. Entonces, pidieron al Consell que elaborara un plan para destinar a industria y alimentación animal los calibres pequeños de agrios.
Mientras tanto, la Unió de Llauradors lamenta que las organizaciones que conforman la interprofesional naranjera Intercitrus (Asaja, Coag, UPA, Cooperativas y Comité Gestión Cítricos) «han perdido una oportunidad de oro para haber impulsado medidas a través de la interprofesional que hubiesen evitado o, en el peor de los casos minimizado, la grave situación por la que ahora atraviesan las personas que se dedican a la citricultura».
