La Guardia Civil ha desarticulado una organización criminal muy activa especializada en robo de cobre a nivel nacional, a la que se relaciona con el robo de más de 100 toneladas de cable de este metal procedente principalmente de instalaciones agrícolas de bombeo, plantas solares fotovoltaicas y vías ferroviarias. La operación ha finalizado con la detención de doce personas, entre las que se encuentra un chatarrero sevillano como receptor de la mercancía, y la emisión de órdenes de detención de otras nueve.

Según ha informado el Instituto Armado en un comunicado, a los detenidos se les imputan 82 robos distribuidos en las provincias de Sevilla, Córdoba, Cádiz, Huelva, Jaén, Málaga, Badajoz, Ciudad Real, Castelló o Tarragona, entre otras provincias.

La operación policial, denominada 'Silver Sun', se inició en abril de 2018 a raíz de una serie de robos de cable de cobre cometidos en municipios de la comarca de la Sierra Norte de Sevilla.

Estos robos presentaban especial similitud con otros cometidos en las provincias de Sevilla, Córdoba y Cádiz, por ello, dentro del 'Plan Nacional Permanente de Respuesta a la Actividades Ilícitas Relacionadas con el Cobre', los Equipos de Robos en el Campo (ROCA) de la Guardia Civil especializados en la investigación de este tipo de delitos, establecieron dispositivos de vigilancia. En la investigación, se sospechó de un grupo de personas de nacionalidad rumana, procedentes de barrios de la periferia de Sevilla y de San Juan de Aznalfarache, que ya había sido objeto de investigación anteriormente.

Al comienzo de la investigación se pudo comprobar que esta organización se dividía a su vez en dos grupos interconectados entre si compuesto por entre ocho y diez personas. A su vez estaban perfectamente estructurados y jerarquizados cuando 'salían a trabajar', teniendo cada componente un rol asignado dentro de la organización, además de tener un alto grado de especialización. A diario ambos grupos viajaban siempre a instalaciones distintas y en diferentes provincias muy alejadas unas de otras, con la finalidad de eludir las labores de investigación de los equipos ROCA.

Para la elección de la instalación donde pretendían robar, en primer lugar, uno de los miembros de la organización se valía del uso de dispositivos electrónicos y de cartografía vía satélite para captar imágenes de instalaciones susceptibles de poseer grandes cantidades de cobre, imágenes que enviaba al jefe. Una vez tenían seleccionada una instalación, el grupo al que le correspondiese actuar en ella, viajaba de noche hasta el lugar para proceder al robo.