Como somos «modernos» nos referimos a ellas como «fake news», pero no son más que bulos. Noticias que no lo son por falsas o manipuladas. También las hay que arrastran cierta dosis de demagogia. En la fábrica de bulos lanzados por el Partido Popular en Almassora en los últimos cuatro años los tenemos de todos los temas, distribuidos en un escalafón que sitúa en el top la basura y luego, según se tercie, tira por Botànic Calduch o por exigir en cuatro años lo que ellos no hicieron en 12.

Es como cuando visitaban Fátima con grandes promesas pero solo colgaron la valla de regeneración del Grupo B. De la torre de 10 pisos que anunciaron queda el cartel descolorido. Luego nos exigieron su derribo (ya está la resolución de la consellera de Vivienda), luego su derribo a cambio de nada (también está, y por primera vez). En julio se derribará para poder construir un centro de día para personas mayores, como les conté meses atrás.

Recuerdo también cuando estando ellos en el equipo de gobierno creyeron que iban a resolver la problemática de convivencia de Botànic Calduch demoliendo el bar de la plaza. Ya les dijimos que sería insuficiente. Se cargaron un negocio que podría haber seguido con esta finalidad o haberse reconvertido en centro cívico o en cualquier espacio para el uso y disfrute de los vecinos del barrio. Adivinen qué llevan pidiendo desde que ocupan la oposición: soluciones para Botànic.

Llegaron a esa bancada de la oposición presionando para dedicar el edificio fantasma del SUPOI-8 (el que habían construido en 2010 por 2,4 millones de euros y dejaron abandonado sin inaugurar) a los frutos secos. En la tierra de la cerámica, nosotros mediamos para convertirlo en el Instituto de Tecnología Cerámica que ya da trabajo a 40 personas en Almassora.

Luego tenemos también, como líder de la demagogia, los desbordes de contenedores de reciclaje. Como si yo hubiera firmado el contrato que establece el número de días de recogida y que impide ampliarlo ahora por imperativo legal. Como no se lo han contando en esos comunicados-bulo, se lo digo yo: el contrato firmado en su día (no por este equipo de gobierno) no tuvo en cuenta el crecimiento de reciclaje que experimentaría Almassora y ahora se ha quedado insuficiente. No tenemos otra opción que esperar a que venza para firmar uno nuevo acorde a las necesidades actuales de nuestro municipio.

En la fábrica de bulos del PP tenemos otros con menos recorrido: inventarse que hemos prohibido el homenaje a los héroes del 9 de marzo (por supuesto, no pueden demostrarlo) o que retraso la apertura del quiosco de la Picaora o el bar de Boqueras (el plazo para concursar está abierto en ambos casos).

Lo que seguro que no les cuentan es que la Intervención municipal ha dicho que los vecinos pagamos ahora 170 euros menos al año que en 2012 y que la deuda que alcanzó 11,8 millones de euros en 2013 está por debajo de los 2 millones o que las subvenciones que aseguran que perdemos son, en realidad, lo que anuncia el BOE (yo no) del 22 de mayo de 2017: una inyección de fondos europeos de 5 millones de euros. Están más preocupados denunciando para que no lo contemos que ayudándonos a comunicar que ahí radica la transformación presente y futura de Almassora.