El pasado 28 de Febrero publicaba la prensa nacional la noticia del fraude cometido por un funcionario de la Subdelegación de Gobierno de Castellón que ascendía a más de 40.000€ durante un período de 4 años. El funcionario en cuestión repostaba 4 vehículos de su familia con cargo a fondos públicos.

Pero el problema de los gastos de viaje con cargo a la empresa es un problema más complejo, con múltiples puntos de vista que necesariamente han de ser analizados.

Según la Asociación Europea de Automovilistas, el coste medio por kilómetro de un vehículo medio (Seat León) es de aproximadamente 0,37€/km. Las empresas españolas pagan, según publica la consultora CAPTIO en su último informe del kilometraje 2018, una media de 0,22€/km, si bien casi la mitad de las empresas españolas paga menos de esa cantidad. ¿Qué ocurre con los restantes 0,15€/km? Quizá a priori nos podría parecer poco, pero considerando los 398.752.256km que realizan anualmente los trabajadores españoles computados por CAPTIO, la cantidad en euros que están "perdiendo" dichos empleados que utilizan su vehículo personal para trayectos de empresa asciende a la cantidad de 60 millones de euros al año. Si lo analizamos por trayecto medio realizado por los empleados, siendo este trayecto medio de 196km, el empleado "pierde" casi 30€/trayecto.

Por otro lado, según estudios de Chrome River, en Estados Unidos el fraude cometido por empleados que reportan cantidades incorrectas en gastos de viajes (especialmente los relativos a millas conducidas) asciende a casi 3 billones de dólares al año, sin bien tan sólo el 6% de los empleados admite cometer fraude. El fraude medio cometido ronda los 2.500 dólares al año, si bien algunos empleados admiten defraudar hasta 25.000 dólares al año. Casi el 35% de este fraude se corresponde con kilometraje fraudulentamente contabilizado.

Extrapolando los datos de Estados Unidos a España, podríamos estimar que de los 20 millones de trabajadores que hay en el país, unos 200 mil defraudan en la contabilización de sus gastos de viaje, con un coste total estimado de 440 millones de euros al año, de los que 154 millones corresponderían con fraude realizado al contabilizar los kilómetros.

De este análisis podríamos concluir que si bien los empleados que utilizan el vehículo personal para sus trayectos "pierden" una media de 60 millones al año en España (tan sólo aquellos computados por CAPTIO), el fraude cometido por los empleados asciende a más del doble de dicha cantidad.

Este tipo de fraude es el más sencillo de cometer para el empleado y, al mismo tiempo, más complicado de detectar por la compañía (según la Association of Certified Fraud Examiners americana, las empresas tardan una media de 24 meses en detectar el fraude cometido por los empleados).

La implementación del carsharing para viajes por carretera de trabajo, algo más extendido en países de nuestro entorno como Alemania, ha supuesto una reducción media de la flota de vehículos de renting de un 30% y unos ahorros de entre un 40% y un 60% en los costes de movilidad para las empresas. Si hacemos la comparativa con el uso profesional del vehículo personal, la reducción del número de viajes realizados está en el entorno del 30%. El uso del vehículo de carsharing para viajes de empresa incrementa notablemente la transparencia en los costes asociados, reduciendo dichos costes de movilidad tanto para la empresa (gracias al menor fraude cometido) como para los empleados (gracias al menor uso del vehículo privado en trayectos profesionales).