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La Vall d'Uixó

El arte, un puente entre el autismo y la integración

El centro organiza esta semana talleres dedicados a que los alumnos sin TEA trabajen la sensibilización y la convivencia con sus compañeros

El arte, un puente entre el autismo y la integración

Autismo, Trastorno del Espectro Autista, niños normales, especiales, diferentes... Muchos nombres para un solo concepto. Muchos no saben exactamente qué significa ser autista, y es exactamente esto lo que puede desconcertar, lo que llega incluso a dar miedo. Aunque hay algunos y algunas valientes, que se enfrentan a ello cada día, sin heroicidades y con sus sonrisas y sus lágrimas. Porque el autismo no es ninguna enfermedad, no es tan sencillo como separar entre autistas y no-autistas. Familias y docentes se adentran en el camino de una comunicación alternativa, o de un modo de vida diferente de ver las cosas. De una sonrisa o un espasmo sin motivo aparente. De cada pequeño paso de gigante que significa el saber unir un pictograma a una idea: agua, patio, amiga, papá, gracias, te quiero...

Y esto es precisamente lo que el CEIP Eleuterio Pérez hace cada día desde hace 10 años, momento en que empezó lo que conocemos como Aula de Comunicació i Llenguatge (CiL). Este proyecto, pionero en aquel momento, empezó como un aula simplemente para empezar a experimentar con la comunicación con pictogramas. Finalmente, con el paso de los años y una dedicación constante, han logrado superar lo que parecía insuperable. «Al principio el aula CiL era el lugar en el que más se trabajaba, pero ahora cada vez se trabaja más en los entornos naturales de los alumnos, como el recreo o las propias clases» nos comenta Pedro, director del centro. «Es ahí donde queremos trabajar, ahora el aula la empleamos más para hacer reuniones que para estar allí con los alumnos» completa Pilar. Y hoy (ayer para el lector) están todos los alumnos vestidos de azul, y saben por qué lo hacen. Hoy muchas casas cuelgan un globo azul en sus balcones, y saben por qué lo hacen. Hoy, gracias al trabajo de todas y cada una de estas personas o pequeños héroes, alumnos y familia incluidos, estamos un poquito más lejos de ignorar esta circunstancia y un poquito más cerca de estas personas.

Dolça y Pilar son las dos maestras que trabajan con los niños con trastorno del espectro autista, y quienes más conviven con ellos en un centro que trabaja con empeño en la inclusión, más que en la discriminación positiva, de estos niños en el mundo. Durante la semana del día mundial del autismo el centro organiza desde hace cuatro años InclusióArt, una semana de talleres dedicados a que los alumnos sin TEA trabajen la sensibilización y la convivencia con sus compañeros y compañeras.

Maria Pilar Lara es una de las artistas que ha trabajado este año con los alumnos y ha preparado un taller de «interacción, en el que los alumnos experimentan sensaciones con los cinco sentidos junto a sus compañeros y compañeras conociendo su propio cuerpo y el de los demás alumnos». Otro de los talleres fue el que organizó la arquitecta Anna Pérez del Aula Sensorial, en el que niños y niñas participaron activamente y logró emocionar a todos y cada uno de quienes estaban en la clase, maestras incluidas. O María Tamarit, quien trabajará mediante la música, el sonido y los sentimientos para poner su granito de arena en esta montaña. «Las actividades no están dedicadas solo a alumnos y alumnas autistas, sino que el objetivo es llegar a los niños sin TEA y que normalicen la convivencia con sus compañeros y compañeras» de lo que se ven resultados notables frente al ánimo que presentaban antes de realizar el proyecto hace 10 años, explica el director. «Sobre todo los más peques ya lo ven de manera normal, entienden las necesidades específicas que necesitan y han eliminado ese muro que provoca el desconocimiento, por lo que es un proyecto a largo plazo del que ya se empiezan a ver resultados significativos».

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