Que el puerto pesquero de Castelló siempre ha sido un referente en la Comunitat Valenciana es algo más que sabido. Sin embargo, en el cómputo anual de capturas de pescado su posición en el podio se limitaba a un tercer o segundo puesto, por detrás de fondeaderos alicantinos como Torrevieja, Santa Pola, Altea o Jávea. Esa era la tendencia hasta la pasada campaña. Según los últimos registros de la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural, la instalación de la capital de la Plana se ha consagrado como la más importante del territorio valenciano. Los datos referidos a 2018 la colocan al frente de las 20 lonjas existentes en las tres provincias, aportando el 18,31 % del total de las especies desembarcadas en puerto. Así, las 5.413 toneladas de pescado representaron unos ingresos de 12.898.200 euros.
El crecimiento en cuanto a capturas y la recuperación económica del sector también se constataron en el resto de ancladeros de la provincia, esto es, Borriana, Peñíscola, Vinaròs y Benicarló. Prueba de ello es que hubo un aumento general del 5,5 % en los apresamientos (10.754, 5 toneladas) respecto al año anterior (10.193 toneladas en 2017). En consecuencia, las ventas igualmente experimentaron un ostensible incremento, del 4,54 %, con algo más de 32 millones de euros (30.610.000 euros en la campaña precedente).
Para el patrón mayor de la Cofradía San Pedro del Grau de Castelló, Manuel Peña, existen varias razones que explican el repunte detectado en las capturas durante el curso anterior. Por un lado, como bien aclara, «la pesca tiene años cíclicos. Normalmente después de uno malo, como fue 2017, se pasa a otro bueno, como ha ocurrido en 2018».
Y en este contexto, profundizando un poco más, asegura que «la campaña del boquerón fue buenísima el año pasado. Además, hubo un aumento importante de la sardina. Esas dos especies se vendieron mucho».
Las estadísticas de Conselleria a propósito de las capturas pesqueras desembarcas en los puertos de la Comunitat Valenciana por especies avalan la tesis de Peña. Las dos variedades indicadas marcaron diferencias respecto a las demás. En el caso del boquerón, los barcos de las modalidades de cerco y arrastre, principalmente, descargaron 4.809, 4 toneladas. Por lo que respecta a la sardina, la cifra se situó en 1.436,2 toneladas. Las siguientes especies en esta clasificación fueron la merluza (501,9 toneladas) y el salmonete (445,4 toneladas).
La caballa y la dorada, muy características de las lonjas y apreciadas por el consumidor, apenas tuvieron incidencia en las capturas con 56,1 toneladas y 122,3 toneladas, respectivamente.
