l domingo el Villarreal se juega certificar la salvación y acabar con un año complicado. Lo hará ante su gente y al calor de sus aficionados, que sin duda mucho mejor para todos. El domingo, si todo acaba como esperamos, veremos celebrar a los jugadores y técnicos a lo grande. Sin duda ellos son los artífices de salvar este drama, como lo eran de meternos en ese calvario.
Es de ley, que los artistas se lleven los aplausos y la gloria, nada que objetar. Pero para mí este triunfo es de la gente, de los que llevan ya unos meses sufriendo y rezando por su equipo. Ver cómo la grada ha sabido leer la situación y valorarla como es debido es una de las cosas que han cambiado el rumbo de este equipo. Este ha sido un año de mucho desgaste, y más para la gente del Villarreal, poco acostumbrada a miserias. Un año en el que cada piedra que levantaban había un alacrán, que por más que probaras siempre salía cruz, y que en cada esquina esperaba un susto mayor que el anterior.
Ante un panorama como ese, no era fácil tragar saliva y estar con el equipo partido a partido. No era fácil aguantar los demonios que insistían por salir y que te pedían pegarle fuego a la barraca de forma definitiva, echando gasolina sin descanso. No puedo negar que a veces el instinto te pide romper con todo y hacerlo de forma definitiva, enviándolo todo a esparragar. Pero no. La gente, la mayoría de la gente, ha ido tragando sapos, ha ido asimilando palos, y ha seguido manteniendo la paciencia y la ilusión. Esa calma y esa paciencia estoica,ha sido clave para que los artistas recuperaran el pulso y la tranquilidad.
Por ello, este triunfo, si se acaba dando; es el triunfo de la gente. Ellos son los que más deben celebrar que su equipo se queda en primera (siempre que ganen el domingo), ya que si algo ha quedado ya muy claro es que lo bueno y lo malo que le pase a este equipo, es lo bueno y lo malo que le pasará a la gente. Esa gente que pase lo que pase seguirá siempre ahí.
Aunque sería injusto no decir que si la gente ha sido el bálsamo para los artistas, es obligatorio decir que el trankimazin de la gente ha sido Roig. Y es que en el momento de mayor drama, era lo único a lo que agarrarse y confiar que el barco no se hundía sin remisión. Ver arremangarse a Roig, obligaba a dejarse la piel en la grada y, apoyar como se ha hecho.
