Ha esperado ese momento casi desde que accedió a la mayoría de edad. Sin embargo, un veto legal había frustrado, una y otra vez, su aspiración de participar de pleno derecho en la fiesta de la democracia, cuyo cénit es el voto. Por fin, ayer, y merced a la última reforma de la Ley Electoral, Héctor Tena Pons (38 años), que padece una discapacidad intelectual vinculada al síndrome de Villiams, vio colmado su anhelo demócrata y pudo votar en la doble cita electoral de los comicios generarles y autonómicos. «Ha sido una experiencia muy positiva. Estoy muy contento porque es la primera vez que voto, pero me reservo a quién he elegido», dijo Héctor nada más introducir los tres sobres en las respectivas urnas de la mesa electoral, en el colegio Herrero de la capital de La Plana.

Héctor, que sufre una discapacidad del 70%, acudió al colegio electoral a primera hora de la mañana, al filo de las 9.30 horas. Llegó acompañado por sus padres, Silvino (70 años) y Rosa (67 años), y con el traje de faena de camarero (pantalón,camisa y pajarita). No en vano, nada más votar se digirió a su lugar de trabajo.

Fiel a su talante afable y social, Héctor saludó a las personas que ya había en el colegio. «Es una persona con un gran don de gentes y muy social. Lo conoce medio Castelló», comentó Rosa. «Es un orgullo para nosotros», apostilló el padre.

Tras los saludos, Héctor inició con naturalidad y sosiego el ritual de la votación. Se dirigió primero a la mesa donde se ubicaban las papeletas y sobres de las distintas candidaturas. Tras pensar unos segundos, eligió a quién votaba y se encaminó a la cabina para introducir las papeletas en sus respectivos sobres y , a continuación, se desplazó a la mesa electoral para depositar los sufragios.

«No he tenido ninguna dificultad. La reforma de la ley ha sido muy positiva»,aseveró.

Sobre sus expectativas a cerca de los resultados de estos comicios en los que su voto también cuenta, Héctor fue tajante: «Creo que tienen [los políticos] que razonar, y a ver si aclaran esto un poco, porque lo que está ocurriendo no es normal», afirmó,al tiempo que no se olvidaba de lanzar un último mensaje en forma de reivindicación para él y el resto de personas de estos colectivos. «Recibimos muy pocas ayudas. Es urgente que nos ayuden más», indicó.

Y sin más rodeos, Hector abandonó el colegio electoral camino del bar el Rinconet, en el barrio de Rafalafena, donde trabaja de camarero desde hace 13 años. «Habitualmente trabajo de 9 a 17 horas, pero hoy [ayer para el lector] estaré de 10 a 22 horas porque tenemos una comunión», explicó. «El trabajo está muy bien. Yo sirvo en las mesas, pero insisto en que necesitamos ayudas para que nos contraten», explicó. Su madre remarcó la importancia del trabajo en la vida de Héctor. «El trabajo le ha influido mucho, ahora es más independiente», afirmó.

La reforma de octubre de 2018 de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General ha permitido que 100.000 personas (entre el 1% y 2% de la población) con discapacidad intelectual, enfermedad mental o deterioro cognitivo ejerzan su derecho al voto por primera vez en democracia.

Aunque la jornada de ayer fue un hito para este colectivo, el Comité Español de Representantes de personas con Discapacidad (CERMI) advierte que todavía queda mucho camino que recorrer para la universalización de las campañas con mensajes y programas que sean comprendidos por las personas con discapacidad intelectual. Esta entidad insiste en superar ese extremo excesivamente legalista de la norma.