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Dos salvaciones en el recuerdo

El Castellón, que puede certificar la permanencia el domingo en Cuenca en caso de victoria y carambola, solventó también la salvación en la penúltima jornada, las dos últimas veces que llegó jugándosela al final de la temporada (2006 y 2014)

Dos salvaciones en el recuerdo

Otra cosa no, pero el Castellón contemporáneo asegura emociones fuertes. Rara es la temporada tibia en las últimas décadas. Cuestiones institucionales aparte, en lo deportivo lo normal es llegar a mayo peleando por conseguir un ascenso o evitar un descenso. Son dos anhelos diferentes que provocan ilusiones y angustias distintas. En ese vaivén se complementa la militancia albinegra, que ahora se vuelca para lograr la permanencia. El domingo puede abrochar la salvación matemática si gana en Cuenca al Conquense y además el Sabadell pierde ante el Ejea y empatan Alcoyano y Peralada. En los dos últimos finales agónicos así fue: el Castellón logró la permanencia en la penúltima jornada, y con ayuda de resultados ajenos.

En 2006, en el primer año con Castellnou en Segunda. Al ascenso de 2005 le siguió el anuncio oficial del cambio de propietarios. Esa cúpula, hoy imputada mientras avanza la fase de instrucción del llamado caso Castellnou, heredó el club de Antonio Bonet. La primera temporada se moteó de numerosos fichajes y ampliaciones de capital. Para salvarse fue fundamental el cambio en el banquillo (Pepe Moré por Martín Delgado) y el mercado invernal (Aurelio y Tabares al frente).

El equipo se aferró al campeonato y llegó vivo a enero. Durante la primavera completó la remontada, con grandes desplazamientos a Elche y Albacete. En la penúltima jornada dio un paso de gigante al ganar al Real Madrid B a domicilio. Más de mil seguidores acompañaron al equipo. Curiosamente faltó el consejero delegado Antonio Blasco, que se casaba aquel día. En Madrid decidió un doblete de Tabares, que aseguró el 1-2 ante las promesas blancas. Soldado y Javi García fueron expulsados. Al día siguiente, el Lleida perdió en Almería y la afición celebró con los jugadores la permanencia matemática en la fuente de Castalia.

El Castellón se salvó y siguió en Segunda hasta 2010. Deportivamente fue creciendo hasta el verano de 2009, cuando Osuna desmanteló la plantilla, ya con decreciente presencia de aficionados en las gradas. El desapego fue evidente. El descenso de 2010 se decidió con semanas de antelación, aperitivo insulso del descenso administrativo a Tercera de 2011.

Tocar fondo

Tercera era tocar fondo, pero pudo ser peor. Instalado en una constante convulsión, el Castellón rozó en 2014 el descenso a Preferente. El equipo, que en la temporada anterior había jugado play-off de ascenso, perdió pocas pero importantes piezas en el once (Álex Felip y Jordi Marenyà). El presidente David Cruz tomó las riendas en la parcela deportiva. Apostó por un joven Jorge Peris, cuya revolución por el fútbol de toque y el cambio generacional quedó a medias. El club entró en una dinámica trituradora. A Peris le siguió Pepe Soler y a Soler, tras el interino Juan Carlos Ortiz, el veterano Ramón Moya. Los cambios en la plantilla fueron múltiples. En total jugaron cuarenta futbolistas. El Castellón no consiguió la salvación matemática hasta la penúltima jornada, y gracias a tropiezos rivales. Con apenas mil espectadores en las gradas, empató a uno con el Saguntino en Castalia, con sufrimiento y un gol de Yagüe.

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