Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Des de l'arxiu

Semana Cervantina

El año 1919 se celebró en el Instituto General y Técnico de Castelló -actual Francisco Ribalta- la Semana Cervantina conmemorando el fallecimiento de Miguel de Cervantes y para fomentar la lectura

Semana Cervantina

Llega a mis manos un libro editado por el Instituto General y Técnico de Castellón (actual F. Ribalta) el 30 de julio de 1920 con el título «Semana Cervantina. Resúmenes y artículos», impreso por tipografía Armengot. El libro, tamaño cuartilla, de 325 páginas recoge los trabajos de los alumnos, las conferencias y colaboraciones de profesores del centro e invitados con motivo de la celebración de este evento cultural. Los beneficios económicos de esta edición fue destinada a contribuir con los fines de la Sociedad Castellonense de Caridad, cuyo presidente era Juan Peris Masip.

Si me he apresurado a escribir estas líneas es para expresar el impacto causado por este evento que hemos de contextualizar en 1920, recién inaugurado el nuevo edificio del instituto, como muestra del quehacer cultural de aquellas generaciones. Castelló era una ciudad, capital de provincia, con algo más de 30.000 habitantes, más o menos como los que actualmente tiene Borriana. Era una sociedad básicamente agrícola aunque la industria se iba asentando lentamente y los efectos de la capitalidad incorporaba cada día más servicios y funcionarios. El analfabetismo rondaba el 50 % siendo aún mayor entre las mujeres. A pesar de ello tenia varios periódicos: El Clamor, La provincia nueva, el Diario de Castellón o el Heraldo de Castellón, este último el de mayor tirada. Tenía el Teatro Principal y el cine La Paz, luego Rialto y el Novedades, más tarde Capitol.

Asimismo, la Sociedad Castellonense de Cultura se crea el mismo año 1920 y algunos de sus miembros participaran activamente en la Semana Cervantina que vamos a explicar. Al calor de la biblioteca escolar del instituto, fundada por el catedrático de Lengua y literatura Eduardo Juliá Martínez, en 1919 se celebró la Semana Cervantina conmemorando el aniversario del fallecimiento de Miguel de Cervantes y al mismo tiempo fomentar la lectura entre los alumnos.

La biblioteca escolar fue una novedad en el sistema educativo del centro que permitía a los alumnos tomar prestados libros para su lectura, ya que la biblioteca del claustro seguramente estaba dirigida como su nombre indica a los profesores. Esta biblioteca fue creada para fomentar la lectura entre los alumnos que cursaban las asignaturas de la cátedra de literatura que después se extendió a los demás. Se pagaba una cuota mensual dedicada a la compra de libros y estaba dirigida y organizada por los propios alumnos, aunque con el respaldo de la dirección del Centro.

El presidente en ese primer año fue el alumno Pedro Muñiz izquierdo. Existían una serie de socios honorarios entre personalidades, escritores y críticos literarios de toda España. En el libro de actas que guarda el archivo del centro entre otras informaciones aparece el reglamento de funcionamiento, las actas de la junta directiva de alumnos y el nombre de los alumnos socios, algo más de cien, con sus cuotas correspondientes. Esta experiencia educativa tendrá una repercusión positiva entre profesores españoles y extranjeros (Mr. R. Javier Baudamio) como una novedad de los centros educativos a tener en cuenta. En el libro de actas de la Junta directiva de la biblioteca escolar se puede constatar su existencia al menos hasta abril de 1926.

La Semana Cervantina se celebró en los locales del instituto, en la semana del 22 de abril de 1920, coincidiendo con el aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes y organizada por el catedrático de literatura Eduardo Juliá Martínez, a su vez creador y impulsor de la biblioteca escolar.

Los actos consistieron en la celebración de seis conferencias, del 19 al 24 de abril, impartidas por el mismo catedrático de literatura sobre la vida, obra de Cervantes. Estas se celebraban por la tarde y a ella asistían los alumnos del instituto y el público en general de la ciudad hasta completar el aforo, como dicen las crónicas del Heraldo de Castellón de los días 16 y 26 de abril, y el 11 de mayo, por cierto la del 26 firmada por Angel Sánchez Gozalbo. Los asistentes durante la semana habían de tomar apuntes y notas para elaborar un trabajo que se entregaba al final y a continuación un jurado del que formaban parte el director J. de la Torre, Salvador Guinot y Luís Revest, elegiría a los mejores, los cuales se habían de publicar en una obra, junto a colaboraciones de socios honorarios (Catedráticos, críticos literarios, periodistas y escritores) que es el objeto de estas líneas.

El libro que ha caído en mis manos ahora lleva detrás por tanto la creación de la biblioteca escolar, que en el primer aniversario de su creación, su impulsor, Eduardo Juliá, organizó una Semana Cervantina en la que los protagonistas fueron los alumnos del instituto y el público en general que se sumó al acto.

Por tanto, a continuación del prólogo explicativo del director y catedrático de Física y Química José de la Torre Rebulllida, aparece el trabajo que mereció el primer premio correspondiente a la alumna de 5º curso Antonia Balaguer Gonel, matrícula de honor en varias asignaturas del mismo, que lleva por título Resumen, de los seis días, del lunes al sábado, en que se impartieron conferencias; el segundo premio fue para el que más tarde será el ilustre poeta castellonense Bernardo Artola Tomás, también de 5º curso, que no lleva título. Los otros finalistas, de los cuales no se publicó el trabajo, fueron Josefa Guinot y Alejandro Sos Baynat.

Los artículos publicados a continuación son las colaboraciones que enviaron los socios honorarios de toda España, que muestran la

repercusión intelectual en los medios literarios y de la enseñanza:

«Dos caminantes», de Narciso Alonso Cortés, catedrático de literatura, académico de la lengua y director de la casa Cervantes de Valladolid.

«Del sentido moderno del Quijote», de Eduardo Gómez de Baquero (Andremio), periodista, crítico, doctor en Filosofía y letras.

«Carta abierta», de Américo Castro, ensayista, historiador, catedrático de historia de la lengua, cervantista.

«Mujeres del Quijote», de Concha Espina, novelista de hondo acento social.

«Visionarios de ayer, realistas de hoy», de Salvador Guinot Vilar, profesor del instituto.

«El Quijote considerado como pintura y crítica de la sociedad española de los siglos XVI y XVII», de Alfred Morel-Fatio, hispanista francés, historiador, lingüista, profesor del College de France.

«El realismo de Cervantes», de José Ortega Munilla, escritor, periodista, miembro de la real Academia, padre de J. Ortega y Gasset.

«El caballero del verde gabán», de Luis Revest Corzo, profesor del instituto y bibliotecario.

«Sobre una frase del Quijote», de Francisco Rodriguez Marin, lexicógrafo, cervantista, académico de la lengua.

«Enseñanzas de Cervantes», de José Rogerio Sánchez, catedrático de literatura, miembro de la Academia de Ciencias morales y políticas.

En las páginas finales del libro aparecen los Estatutos y el Reglamento de la Biblioteca escolar del instituto general y técnico de Castellón, la lista de los socios honorarios entre los cuales está Ramón Menéndez Pidal, del cual no hay en este caso ninguna colaboración en el libro, y finalmente la lista de los sesenta y siete socios fundadores, entre los cuales seis alumnas.

Quede aquí constancia de esta iniciativa cultural del Instituto de Castellón por medio de sus alumnos fiel reflejo del ambiente académico que se desarrollaba en nuestra ciudad por aquellos años.

Compartir el artículo

stats