Dos minutos de inspiración y de mucho trabajo permitieron al Villarreal imponer su ley ante el Real Zaragoza, vigente campeón de la Copa de Campeones. Un partido que se tenía que cocer a fuego lento, se puso de cara a partir del minuto 36 con el gol del vila-realense Carlo Adriano, y poco después Jorge Carlos Galdón amplió la ventaja. Pero en la segunda parte el gol de Francho puso emoción y en el minuto 85 el portero Filip evitó el empate a tiro cruzado y bien intencionado de Jaime Sancho. Así que todo se decidirá en Zaragoza el próximo fin de semana.

Y eso que el conjunto zaragozano empezó mandando. Se instaló muy bien en el césped del Mini Estadi y dejó muy pocos resquicios. Un partido muy parecido al de la final de la Copa de Campeones en Balaidos siete días atrás. Parecía imposible superar el entramado maño. A todo ello, el Real Zaragoza avisó en el minuto 4 de partido con un zapatazo de Dani Quesada que el sueco Filip Jorgensen logró rechazar con muchos apuros.

Tocó y tocó. Buscó la combinación para abrir la defensa aragonesa y se consiguió en el minuto 36 con varios rechaces en el área visitante y donde Carlo Adriano envió el balón al palo izquierdo, pero acabó besando las mallas. Y sin solución de continuidad una buena acción de Jorge Carlos Galdón acabó con un tiro raso y cruzado al fondo de las mallas.

Con ese 2-0 se llegó al descanso, pero en la reanudación los zaragozanos volvieron a salir muy enchufados, en busca de recortar distancias. Tuvieron mucho el balón en su posesión y recortaron la diferencia en el minuto 62 con un tiro desde la frontal del área a cargo de su mediocentro Francho Serrano. Un gol que les dio mucha vida. Con el 2-1 todos fueron con más precaución, aunque el Villarreal sabía que ese marcador era muy peligroso para acudir a Zaragoza el próximo fin de semana.

En el minuto 85, y en una pérdida absurda en las inmediaciones del área amarilla, estuvo a punto de llegar el 2-2, pero el tiro cruzado y envenenado de Jaime Sancho por rechazó a saque de esquina el meta local Filip.