El Real Betis conquistó por segundo año consecutivo el estadio Santiago Bernabéu, con la reivindicación de un estilo defendido hasta el final por Quique Setién, ante un Real Madrid sin orgullo, que cerró de la peor manera posible una temporada repleta de decepción en un fin de ciclo. Punto y final al calvario madridista con indolencia. El Real Madrid cerró una campaña mediocre, lejos del nivel esperado, poniendo de nuevo a prueba la eterna paciencia de una afición que acudió a despedir a jugadores que han marcado el éxito reciente en un ciclo glorioso. Lo pudo hacer con cariño a Keylor Navas y no vio ni calentar a Gareth Bale.

El Betis fue un equipo, el Real Madrid individualidades. Gestos de calidad y carreras eléctricas de Vinicius, nunca acompañadas de remates de peligro y Keylor salvando hasta el último día.

La faltó pegada en el primer acto al Betis y no la tuvo tampoco el Real Madrid. Marcelo acarició el gol con un disparo cruzado y Benzema perdonó un regalo tras un mal despeje de Francis. Con todo para marcar como si fuera un penalti, chutó al poste. Nada cambió el panorama en el segundo acto. Ni un estímulo tras la charla de Zidane. El partido pasó a ser un capítulo final de temporada repleto de sufrimiento para los jugadores madridistas. Cuando intentaron dar un paso al frente, fueron castigados. Junior exhibió sus cualidades en banda izquierda, las que le han hecho estar en la lista de seguidos por el conjunto madridista.

En el minuto 61, encontró Guardado espacio a espaldas de Varane y su pase tenso lo mandó a la red Loren, arriba, donde nunca podría llegar Keylor. Navas que nada pudo hacer ante el segundo, de Jesé en su vuelta a casa, a placer tras otra jugada de Junior. Así se despidió el Real Madrid. Con un Bernabéu con menos de mitad entrada que abroncó a los suyos.