Dos procesos electorales en apenas un mes han dejado un baile de números que ofrecen varios titulares: el auge del PSPV, que ha roto la hegemonía del PP durante casi tres décadas en la capital de la Plana; la resistencia del Partido Popular, que ha sido capaz de bloquear la amenaza de Ciudadanos y, pese a perder un concejal respecto a 2015, mantener una base fiel; el frenazo de Ciudadanos, que se ha quedado en el intento de hacerle el sorpasso a los populares; y la debacle de Compromís y, sobre todo, de Podemos, que han perdido toda la fuerza que consiguieron hace cuatro años, lo que no impide que puedan seguir siendo claves para un gobierno de izquierdas en Castelló.

Los socialistas solo consiguieron triunfar hace cuatro años en dos de los nueve distritos electorales de la ciudad. En las elecciones autonómicas de hace un mes, la victoria se elevó a siete, resistiendo el PP en dos de ellos: el distrito 1-el centro de la ciudad, la farola y Crèmor-- y el distrito 7-zona Rafalafena, Capuchinos, Lledó y Sant Félix. Y en las locales del pasado domingo, los socialistas consiguieron arrebatar al PP este distrito 7, dejándoles solo el centro como su particular 'galia' pero, eso sí, por apenas 140 votos de diferencia. El PSPV está de dulce, y de forma especial la figura de su cabeza de lista y previsible alcaldesa, Amparo Marco, que ha visto cómo a nivel local el electorado le ha dado su apoyo. Al margen de poder analizar los resultados de ahora en comparación con los de hace 4 años, es importante ver cómo han cambiado las percepciones entre los votantes en apenas un mes.

El pasado 28 de abril los castellonenses acudieron a votar en clave nacional y autonómica. Si la atención se fija en esta última, hay dos aspectos destacados: las listas de Amparo Marco (PSPV) y de Begoña Carrasco (PP) son las únicas que han mejorado en votos, y eso que la participación ha sido menor.

Los barrios más socialistas

El PSPV recibió en la capital de la Plana 23.256 votos en las elecciones autonómicas, mientras que el 26 de mayo, en clave local, los elevó a 25.500: 2.294 más, lo que refleja en parte que a nivel municipal la candidatura de Amparo Marco ha recibido más aval que la autonómica que encabezó Ximo Puig. Estos resultados le han permitido mejorar en todos los distritos de la ciudad, con datos especialmente espectaculares en las zonas este y sur, en especial el Peri 18, calle Herrero, Pau Sensal, avenida Valencia o avenida Villarreal, así como en el distrito 9, el del Grau, donde dobla en votos al PP, que pese a todo es la segunda fuerza en todos los distritos. El PSPV, en relación a las municipales de 2015, mejora con creces los datos al subir en más de 8.700 los votos.

El Partido Popular, pese a las malas perspectivas que se auguraban a nivel nacional, sí que ha perdido un concejal, pero ha resistido. En las elecciones autonómicas de mayo los castellonenses le dieron votos 16.745 al PP, mientras que en las municipales, pese a la menor participación, recibieron 858 más para llegar a los 17.603. Siguen siendo, no obstante, unas cifras alejadas de las cosechadas hace 4 años -20.770 votos en 2015-. Begoña Carrasco, que deberá seguir en la oposición otros cuatro años, no está seguramente para celebraciones, pero tiene como lectura positiva el haber frenado las expectativas de Ciudadanos para convertirse en referentes del centro-derecha.

Hay aquí datos peculiares. En la extrapolación de los resultados de las autonómicas a las municipales el PP aparecía con 5 concejales y Ciudadanos, también. Pero lo que parece haber demostrado el electorado castellonense es que cambia su papeleta en función de hacia dónde se dirigen ya que, si para las Corts votaron nada menos que 16.230 castellonenses a Ciudadanos -quedándose a apenas 500 votos el PP-, en las municipales del pasado domingo Ciudadanos se dejó las opciones por el camino al recibir solo 8.565 votos, esto es, 5.885 menos en solo un mes. Esto se ha traducido en 7 ediles para el PP y 4 para Ciudadanos.

Si hay que hablar de perdedores, estos son sin duda Compromís y Podemos. Los primeros, por ver que, pese a estar en el gobierno municipal cuatro años, han perdido 2.500 votos respecto a 2015, siendo absorbidos quizás por los socialistas. La caída es mayor si se compara con las autonómicas del 26M, donde la lista que encabezó Vicent Marzà para las Corts lograron 4.900 votos más que la de Ignasi Garcia el 26M. No sería aquí descartable pensar que, quizás, la situación judicial de Ali Brancal sí que haya podido tener cierto efecto en el electorado.

Podemos

Podemos, por su parte, ha sido incapaz de aguantar los buenos resultados de la marca Castelló en Moviment hace cuatro años, perdiendo a la mitad de su electorado. Sumergido en el declive de la formación a nivel nacional, la reflexión debe ser sin duda si la estrategia ha sido la más adecuada. Vox, por su parte, cae en picado, al pasar de 7.414 votos en las autonómicas de hace un mes a apenas 4.704 que, pese todo, le permite tener un edil.